El programa Erasmus cumple su 30 aniversario

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Lucía Gómez / 4º Periodismo

El programa Erasmus de movilidad académica europea cumplió 30 años en 2017. Durante este tiempo más de 4,4 millones de estudiantes universitarios decidieron viajar alrededor del continente para favorecer las relaciones entre países y universidades y crear un carácter europeo de unidad. Esta iniciativa, que fue impulsada en 1987 por la profesora italiana Sofia Corradi, responde al acrónimo European Region Action Scheme for the Mobility of University Students (ERASMUS), y homenajea a su vez al humanista Erasmo de Rotterdam, que durante la Edad Media estudió alrededor de Europa.
Cuando el programa comenzó hace tres décadas, participaban en él once países, frente a los 33 que lo componen ahora: los 28 Estados miembros de la UE, Noruega, Liechtenstein, Islandia, Turquía y la Antigua República Yugoslava de Macedonia. Entre estos países, España es el preferido por los jóvenes que deciden emprender su experiencia Erasmus. Según el último informe de la Comisión Europea, 45.813 estudiantes escogieron nuestro país para cursar estudios o realizar prácticas durante 2016, seguido de Alemania (34.922), Reino Unido (31.362), Francia (30.145) e Italia (23.924). Además, de entre las veinte universidades preferidas por los Erasmus de Europa, diez son españolas.
Uno de los centros de estudios escogidos por los estudiantes Erasmus que viajan a España es la Universidad CEU Cardenal Herrera, que comenzó su movilidad europea en 1992, cuando solo tenía acuerdos con Reino Unido y Bélgica. “Entonces el director de Relaciones Internacionales era Roberto Guillén, que dedicó todo su tiempo y esfuerzo a visitar universidades por toda Europa para abrir acuerdos con aquellas que nos pudieran beneficiar”. Así explica Mercedes Gimeno, actual directora de la Oficina de Relaciones Internacionales de la CEU-UCH, los comienzos del programa Erasmus en la Universidad, que a día de hoy cuenta con más de 230 convenios.
Con motivo del 30 aniversario del programa Erasmus, la CEU-UCH celebrará un evento en primavera, con la presencia y participación de alumnos de la Universidad y erasmus, con el fin de compartir la cultura, lengua y gastronomía y crear una sinergia que anime a los estudiantes españoles a acudir a otros países.
“Tenemos acuerdos con universidades muy buenas, estamos a un alto nivel de prestigio en el resto de Europa”, manifiesta Gimeno, que asegura que cuando las universidades europeas visitan la CEU-UCH “constatan que tenemos un nivel altísimo”. Según la responsable, esta situación también se produce en el sentido inverso, cuando los propios estudiantes del CEU vuelven a la Universidad después del Erasmus. “Muchas veces no valoramos nuestra universidad y cuando la gente vuelve reconoce que tenemos un nivel muy alto, unos edificios estupendos o unos platós maravillosos que en otras universidades no los tienen”, señala.
En la Sección de Movilidad también se muestran orgullosos de la “buena” atención que se presta en las dos dimensiones que requiere el alumno: la administrativa, para toda la ayuda en el proceso de gestión de la beca, y la labor de los coordinadores académicos en la Facultad, que ayudan, apoyan y resuelven dudas, antes, durante y después de todo el proceso. Resaltan que en la CEU-UCH “hay una atención muy personal para el alumno desde aquí que en otras universidades no existe”.

Perfil del estudiante
Respecto al perfil de los alumnos europeos que deciden estudiar en el CEU, sobresale una mayoría italiana y portuguesa “por cercanía física e idiomática”. Sin embargo, en los últimos años también destacan estudiantes de Polonia, Eslovaquia y Eslovenia, países del Este o de Centroeuropa.
Una de las experiencias Erasmus en España es la de Indre Puzinaite, estudiante lituana de tercero de Comunicación Pública y Ciencias Políticas en la Universidad Vytautas Magnus de su país. Este curso decidió vivir su primera vivencia internacional en la CEU-UCH, donde estudia algunas asignaturas de Periodismo durante el primer semestre. Para Indre su vida Erasmus es una oportunidad que recordará siempre y que le ha cambiado como persona y profesional: “Mi experiencia en el CEU me ha ayudado a mejorar en el ámbito personal y además tendrá una gran influencia en mi carrera futura”. Además, se siente “satisfecha” de poder aprender español a través de los estudios, aunque reconoce que al principio le resultó “muy difícil” adaptarse y sentirse cómoda en las clases debido a las complicaciones con un idioma no nativo. Sin embargo, lejos de ser un obstáculo, para Indre supone una motivación para aprender y animarse a entrar en cuestiones que no conocía. En ese proceso, afirma que su “gran influencia” son los profesores. “Son una fuente de inspiración y de apoyo y siempre están dispuestos a resolver cualquier duda y a escuchar tu opinión”, señala.
Indre muestra su gratitud hacia la CEU-UCH, donde destaca que los estudiantes internacionales se sienten “parte de la comunidad universitaria, se les anima a conocer gente nueva, expresar sus ideas y disfrutar del aprendizaje”.
Conocer gente española es otra de sus mayores experiencias, ya que percibe con interés y curiosidad las diferencias de comportamiento entre Europa Central y España, sobre todo en lo que respecta a las relaciones entre alumnos y profesores. “Las personas aquí suelen ser cálidas, cordiales y actúan con más libertad, algo que a menudo me hace sonreír”, subraya.

Del CEU al exterior
En el caso contrario, cada año viajan en torno a 200 alumnos del CEU alrededor de Europa, aunque la responsable advierte de que estos datos han disminuido porque la financiación de la beca Erasmus se ha reducido desde la Unión Europea alrededor del 30%. Por ello, según Gimeno los destinos “estrella” son Polonia, República Checa y países del Este, ya que el coste de vida es menor pero las universidades son “muy buenas”. Además, subraya que Portugal, pese a que tiene “poca fama”, posee titulaciones en inglés y los alumnos comienzan a entender que es un buen destino. Asimismo, la directora explica que aunque el CEU es una universidad privada, los alumnos no tienen “ningún problema” a la hora de cursar sus estudios en un centro público, ya que no hay diferencias dentro del programa Erasmus.
Por otra parte, uno de los países con menos alumnos Erasmus es Reino Unido. Desde Relaciones Internacionales explican que el contexto general británico siempre fue reacio a abrir convenios Erasmus, un hecho que el Brexit todavía profundizó más. “Dado que los propios alumnos ingleses no tenían interés en salir de su país, tampoco les interesaba que entrara gente a Reino Unido”, apuntan.
Asimismo, las titulaciones que optan por la beca han fluctuado durante el tiempo. Gimeno recuerda que hace años en Arquitectura “iban y venían en torno a 25 alumnos, que es mucho para el tamaño de la titulación”. Sin embargo, a día de hoy las titulaciones que más viajan son Marketing y las de Comunicación, al contrario que Veterinaria, las de Ciencias de la Salud y Derecho, esta última porque cada país tiene su propio sistema jurídico.

Proceso de selección
Uno de los requisitos para poder optar a la beca es dominar el lenguaje del país elegido. De este modo, el proceso acaba con un examen de los 5 idiomas principales de la Unión Europea (español, italiano, inglés, francés, alemán y portugués), en el que hay unos niveles establecidos por idioma. Además cada universidad impone su nivel de idioma para recibir a los alumnos, que suele ser el equivalente a un B2. Sin embargo, en titulaciones como las de comunicación, en ocasiones suelen exigir un C1 o incluso C2 porque entienden que los alumnos deben expresarse de forma correcta para poder comunicar.
Por otra parte, los estudiantes del CEU a los que se les ofrece la beca Erasmus pueden hacer prácticas o estudios fuera su país, ya que ambas financiaciones están incluidas dentro del mismo programa. De hecho, a los alumnos que cursan el último año de su carrera se les permite intercalar las experiencias, mientras otros buscan una empresa para quedarse en el país una vez finalizados sus estudios.
Una de las alumnas de 4º Grado que ha decidido viajar fuera de España es Marta Bonilla, estudiante de Periodismo en la CEU-UCH, que empezará su experiencia en Holanda en febrero de 2018. “El año pasado me encontré con que ya estamos en la recta final de la carrera y pensé que no había aprovechado la oportunidad tan buena que nos ofrecen de ir a otro país a estudiar”, explica. Por ello, no lo dudó y se inscribió en la universidad de Holanda, en concreto en la ciudad de Utrecht. Marta escogió este país porque se estudia en inglés y considera que en estos momentos es importante apostar por este idioma. Además, ha viajado a Holanda en otras ocasiones y asegura que es “fascinante”.
Nervios y emoción. Así define Marta lo que siente a dos meses de comenzar la que sabe que será una experiencia que cambie su vida. “Me voy por vivir la experiencia y porque estamos muy cómodos con nuestros padres”, afirma la futura Erasmus, que es consciente de que desenvolverse sola en el día a día es un reto, “y más en un país diferente, con una lengua completamente distinta como es la holandesa”. En este sentido, señala que en su caso es mucho más “emocionante” porque estudiará en una escuela de Periodismo, donde se le obliga a desplazarse a una segunda ciudad durante una temporada para realizar trabajos periodísticos a modo de prácticas universitarias.
Perfeccionar un idioma, ganar en autonomía y madurez, conocer otra cultura, un sistema de aprendizaje diferente y otras metodologías docentes son algunas de las ventajas que aporta vivir la experiencia Erasmus. Además, la responsable de Relaciones Internacionales añade el círculo de contactos que se genera y se prolonga con el tiempo, así como las posibles vías de trabajo posteriores. “Muchos alumnos cuando están en las prácticas vuelven a España, acaban la carrera y se vuelven a ir al país donde hicieron el Erasmus a trabajar”.
La directora valora de manera positiva la evolución de la calidad del programa en estos 30 años, así como el cambio de su publicidad entre los estudiantes. “Al principio irse de Erasmus era fiesta y poco más, y ahora se ha convertido en un premio y en una oportunidad para mejorar en el ámbito personal y ampliar el currículo”, apunta. En este sentido, a día de hoy existen empresas que priorizan en la contratación de sus empleados que estudiaran con una beca Erasmus. De hecho, los datos afirman que los antiguos Erasmus tienen un 23% menos de tasa de paro cinco años después de graduarse, y sus probabilidades de sufrir desempleo de larga duración son la mitad que el resto.
Para Gimeno, es destacable la calidad que se ha conseguido en tres décadas y el beneficio que ha aportado para la sociedad española: “El concepto Erasmus ha abierto muchas mentes, sobre todo en España, que éramos bastante reacios a la movilidad”, asegura la responsable.
En esta línea se expresa también Alfonso Díaz, Adjunto al Vicerrector de Relaciones Internacionales de la CEU-UCH, quien señala el “impacto” que tiene la beca Erasmus en la formación de los alumnos, que han modificado el concepto de la experiencia y ahora viajan para mejorar el currículo. “En los alumnos que se mueven se percibe que crecen desde el punto de vista de la madurez, tienen una experiencia de autonomía y vuelven con una metodología docente que suele ser distinta a la que tienen aquí”, subraya Díaz, para quien el impacto que la experiencia tiene sobre los alumnos y su entorno, “es siempre bueno”.
El aumento de destinos es otra de las evoluciones que destacan desde la Sección de Movilidad. A día de hoy se han consolidado diversos proyectos dentro del mismo programa Erasmus, para que los alumnos puedan viajar a países de fuera de la Unión Europea. De este modo, el CEU ha conseguido varios de estos proyectos en los últimos dos años. En la actualidad, además de las movilidades dentro de Europa, los estudiantes también pueden elegir entre Rusia, Japón, Estados Unidos, Colombia, Ecuador y Perú. “Y seguiremos con la ampliación de destinos”, señala Díaz.

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