Running to Santiago: cuando el deporte convierte en visible lo invisible

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Lucía Gómez / 4º Periodismo

Recorrer doscientos diez kilómetros en cinco días hasta alcanzar la meta: la Plaza del Obradoiro. Running to Santiago es el reto que se propuso lograr en octubre Nicolás Mateos, estudiante de 5º Grado de Farmacia de la Universidad CEU Cardenal Herrera, con el firme propósito de otorgar voz a las enfermedades raras. Según Mateos, “la idea surgió cuando estaba haciendo el Camino de Santiago a pie”. Al principio crearon el reto para animar a la gente a practicar deporte, pero más tarde comprendieron que podían conseguir “algo más grande”.

Fue entonces cuando gracias al profesor de la UCH-CEU, José Antonio Solves, conoció la Federación Española de Enfermedades Raras (FEDER) y contactó con la Delegación de Valencia. “FEDER es el altavoz de las personas que no tienen la visibilidad que necesitan. Las enfermedades raras, son tantas y afectan a tan poca gente, que es necesario apostar por ellas”, afirma el estudiante. En este sentido, la carrera solidaria logró en apenas cuatro meses una amplia respuesta por parte de la sociedad: numerosas familias compraron camisetas para ayudar a FEDER a recaudar dinero, decenas de corredores se unieron al reto en diferentes tramos de la carrera, e incluso la Xunta de Galicia ofreció albergues a los deportistas y los recibió en la Plaza del Obradoiro. Después de la carrera, al observar el apoyo recibido por los ciudadanos, Nicolás Mateos comprende que la mayoría de las personas “no son conscientes del problema hasta que se lo explicas”.

Para Mateos Runnnig to Santiago significa “motivación y superación”, tanto física como mentalmente. De hecho, durante los meses previos le dedicó el noventa por ciento del entrenamiento a correr entre 60 y 70 kilómetros, además de hacer largos recorridos en bicicleta. Sin embargo, el deportista considera todavía más importante el papel que juega la mente en un reto de estas características. “La motivación mental se logra cuando no corres solo en ningún momento. Hacíamos turnos para estar siempre acompañados”, subraya. Además, el propio objetivo solidario los animaba a continuar: “Hay que tener en cuenta que no corremos solo por nosotros, sino que somos la voz de miles de personas”, añade Mateos.

Esta carrera no es la primera de ultradistancia en la que participa Nicolás Mateos. Anteriormente recorrió 100 kilómetros en treinta y seis horas por la Asociación Valenciana de Ayuda a la Parálisis Cerebral (AVAPACE) y 54 kilómetros con 4.500 metros de desnivel en diez horas en las montañas de Extremadura. No obstante, probablemente tampoco será el último reto que se proponga. “Las personas que hacen este tipo de retos son sobre todo de 35 años, y yo que tengo 23 me planteo que tengo bastante proyección de futuro”, apunta. De este modo, Mateos ya planea nuevos proyectos para mayo, como recorrer en bicicleta la distancia que separa Murcia de Finisterre (110 kilómetros todos los días) o dar la vuelta a Menorca ininterrupidamente por el Camino de Caballos. “Cuando conseguimos esto mi compañero y yo ya estábamos pensando en cómo hacer el siguiente para ayudar a más gente”, reconoce.