Iván Martínez: «No quería ser un mero espectador desde el sofá»

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Con el objetivo de ayudar, hizo las maletas y se marchó de viaje. A lo largo de dos semanas en la isla Lesbos y otras dos en la capital, Atenas, el estudiante de quinto del doble Grado en Derecho y Ciencias Políticas de la CEU-UCH, realizó labores propias de voluntariado. En su aventura en Grecia, Martínez ayudó a los refugiados tanto con comida y ropa como jugando con los más pequeños. No era su primera acción de voluntariado, con anterioridad había viajado a Marruecos con un fin solidario.

Iván juega con un grupo de refugiados en Grecia. / Foto: I.M

Pregunta. ¿Cómo surgió la decisión de ir de voluntario a Grecia?

Respuesta. Había estudiado la parte de Internacional en clase, en concreto el tema de los refugiados. Vi que había un conflicto impresionante en Grecia y pensé que tenía que vivir esa experiencia. No podía, ni quería ser un mero espectador de lo que sudecía desde el sofá de mi casa. Tras acabar con los exámenes, no lo pensé dos veces, me compré un billete y me dirigí allí.

P. ¿Fue con alguna ONG?

R. Fui por mi cuenta. Había intentado contactar con alguna de ellas, pero no hubo respuesta.

P. ¿Cómo se encontró el panorama al llegar?

R. Creo que es imporatnte diferenciar entre Lesbos y Atenas, aunque en general fue un caos. En Lesbos la crisis monetaria se notaba a la hora de la recogida y la atención primaria de los refugiados. No había efectivos que pudieran hacer frente a esa ola de inmigración. Respecto al alojamiento, es cierto que había una serie de campos, pero por su apariencia, casi podríamos llamarlos campos de concentración. Habían muchos militares y policías, además, estaban rodeados de vallas.

P. ¿Y en Atenas?

R. En Atenas los parques públicos estaban ocupados por los refugiados. No había una respuesta oficial para las necesidades que se estaban planteando en el lugar. El Gobierno disponía de una serie de edificios vacíos y ahí metimos a los refugiados, de forma que desplazamos a la gente de los parques a otros lugares con mejores instalaciones.

P. ¿Cuál fue su papel principal allí?

R. Era de todo un poco, basicamente ayudar en los que se podía. En el caso de Lesbos, principalmente de recogida cuando llegaban a las playas. También dábamos alimento y ropa.

P. ¿Cómo definiría la escena vivida al llegar?

R. Como una escena improvisada. Con campos alternativos montados por los vecinos. Allí me gustaba estar con los niños para arrancarles una sonrisa. La verdad es que disfruté la experiencia porque estaba asistiendo a los refugiados y jugando con los niños todo el día.

P. ¿Se encontró con alguna dificultad a la hora de desempeñar su labor?

R. Muchas, por la falta de medios. En Atenas los medios que teníamos eran donados por vecinos u ONGs. La ayuda por medios institucionales eran nulos. De cada diez voluntarios uno venía de un organismo oficial. Incluso la policía en muchos casos dificultaba el trabajo por su constantes revisiones a los voluntarios para identificarnos. En muchos casos nos llevaban hasta la comisaria. Eso me pareció absurdo. No obstante, con los pocos medios que teníamos hicimos milagros.

P. ¿Cuál es la situación de Grecia actualmente?

R. Grecia ha sido un país muy castigado por la crisis monetaria, si además ahora le sumas la migratoria, todavía está peor. Llegada esa situación puedes pensar que los vecinos se rebelarán contra esta situación, pero ha sido todo lo contrario. Los propios vecinos ayudan y contribuyen para mejorar la situación de los refugiados. El pueblo griego ha demostrardo ser un ejemplo de Derecho Internacional.

P. ¿Cree que las ONGs eran conscientes de que los refugiados estaban en mejores condiciones con las aportaciones de los vecinos que con las ayudas oficiales?

R. Claro, pero ya se sabe que uno no puede hacer ni decir siempre lo que piensa. Son situaciones complicadas en las que entran varios factores en juego. En estos casos uno tiene que implicarse en todo lo que puede siendo inteligente y observando mucho el entorno para no equivocarse.

P. ¿Se notaba un ambiente alterado en las calles debido a la situación?

R. Sí. Cuando llegué me instalé en un albergue, y una mañana, mientras dormía, escuché el ruido de petardos. Como soy de Valencia, lo asocié enseguida al tema de las Fallas. Al rato, me empezaron a llorar los ojos y me dí cuenta de que pasaba algo. Había una manifestación de gran magnitud debajo de donde estaba alojado. Había contenedores quemados y policías antidisturbios, entre otros.

P. ¿Durante su estancia allí temió en algún momento por su integridad?

R. No, aunque no es agradable encontrarte con esa escena.

P. ¿Le gustaría repetir la experiencia?

R. Sí. Tengo pensado volver en cuanto pueda. Hay muchas cosas por hacer y ante situaciones como las que estamos viviendo no se puede mirar hacia otro lado, hay que actuar.

P. ¿Qué conclusión saca después de todo lo vivido?

R. Principalmente creo que no hay que quedarse unicamente con la imagen de lo que se ve en los medios de comunicación. Los periodistas transmiten informaciones que son importantes para saber lo que ocurre, pero no puedes quedarte solo con eso. Hay que vivirlo, y muchas veces vivimos solo a través de las pantallas del teléfono, del ordenador y la televisión. Tenemos que conocer la realidad que se muestra. En mi caso he decidido pasar a la acción. Lo más importante para mí ha sido acogerlos con una sonrisa y con un abrazo de una forma cálida y cercana.