Coral Barbas, tras las huellas de la Química Analítica

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Assumpta Domínguez / 4º Periodismo

La continua mejora en la esperanza de vida de las personas se debe en gran medida a la química. Las investigaciones que se llevan a cabo en la actualidad en diferentes rincones del mundo por parte de equipos multidisciplinares están aportando luz sobre las reacciones químicas que intervienen en los procesos biológicos que afectan la salud de los individuos. Estos progresos resultan fundamentales para comprender el funcionamiento molecular de  reacciones químicas sumamente complejas. Y merced a estos avances, la ciencia es capaz de ofrecer nuevos fármacos para el tratamiento de enfermedades como el cáncer, el sida, enfermedades inmunológicas o cardiovasculares.

En la élite de la investigación se encuentra la catedrática de Química Analítica de la Universidad CEU San Pablo, Coral Barbas. Ha sido reconocida como una de las 50 mujeres más influyentes del mundo en Química Analítica por la revista norteamericana The Analytical Scientist. Junto a ella aparecen otras dos españolas, las investigadoras del CSIC Lourdes Ramos y Elena Ibáñez.

Un reconocimiento que Coral Barbas traslada al grupo de investigación, integrado por más de 20 especialistas, becarios y personal técnico que ella dirige en el Centro de Metabolómica y Bioanálisis (CEMBIO) de la Universidad. “Es una distinción a toda una trayectoria profesional, pero también  a todo un grupo de trabajo. Yo soy la cabeza visible de un equipo numeroso con un alto grado de compromiso, con una gran capacidad de implicación, y una enorme generosidad por compartir sus conocimientos. Lo primero que pensé al recibir la noticia fue compartirla con ellos y hacerles partícipes de la misma”, asegura.

Licenciada en Ciencias Químicas, especialidad Química Analítica, por la Universidad Complutense de Madrid y doctora en Ciencias Químicas por la misma universidad, ha sido investigador Marie Curie en Kings College London (2005-06) y vicerrectora de Investigación de la Universidad CEU San Pablo de 2011 a 2014.

A pesar de la proyección internacional de Coral Barbas, resulta pasmosa la sencillez con la que habla de su trabajo. “Yo suelo decir que los problemas sencillos ya están resueltos, los problemas científicos que hay que abordar ahora son extremadamente complejos y nunca una persona sola es capaz de hacerlo, se requieren equipos grandes, multidisciplinares donde la colaboración ha de ser muy intensa”.

El equipo que lidera está formado por médicos, bioquímicos, bioestadísticos, farmacéuticos y  centra su actividad en metabolómica mediante espectrometría de masas acoplada a distintas técnicas de separación y aplicada a la búsqueda de marcadores diagnósticos o pronósticos de una patología, de evolución ante un tratamiento o una dieta, etc. En ese campo colabora además con grupos internacionales de primer nivel. Entre las aplicaciones cabe destacar el estudio de enfermedades cardiovasculares, diabetes y obesidad. “Se trata de patologías muy relacionadas, -añade-pero también hemos trabajado con cáncer, enfermedades pulmonares, patologías infecciosas o leishmania. Hemos desarrollado una plataforma que se aplica en cualquier campo que tenga un problema biomédico que abordar. En el momento en que se dirigen a nosotros, ponemos nuestro conocimiento y nuestras herramientas para ayudarles a solucionar el problema, y si no lo conocíamos con anterioridad aprendemos. Eso es lo que hicimos con un proyecto europeo de enfermedades pulmonares. En la actualidad estamos intentando constituir un grupo muy sólido en alergias”.

Nuevos retos: la prevención de la enfermedad

Los antiguos médicos en China usaban hormigas para evaluar la orina de los pacientes con el fin de detectar altos niveles de glucosa y de esta forma detectar si padecían diabetes. En la Edad Media se usaban tablas de orina para asociar los colores, sabores y olores de la orina a diferentes condiciones médicas que son de origen metabólico. A la pregunta de si el reto de la medicina es prevenir la enfermedad antes de que provoque daños en el organismo, la contestación de la profesora es tajante. “Medir la predisposición de alguien a desarrollar una enfermedad y prevenirla ya es casi una realidad. En muchas patologías ya estamos capacitados per hacerlo, pero ello  también nos plantea un dilema, es decir les dices a alguien que tiene posibilidades de padecer un cáncer cuando no puede evitarlo, hasta que punto debemos predecir cosas que no son evitables”.

Pasteur señaló hace 150 años, que no existe ciencia básica y ciencia aplicada sino ciencia y aplicaciones de la ciencia, la paciencia es clave en la obtención de resultados satisfactorios en una investigación. “En el CSIC sólo se hace investigación mientras que en las universidades competimos por los mismos fondos económicos pero nosotros tenemos que impartir docencia, tutorías, gestión….Sin duda alguna, la exigencia en la universidad es todavía mayor”.

Barbas sabe de lo que habla puesto que dirige la Escuela Internacional de Doctorado CEU (CEINDO), un centro que coordina una red de investigadores de las tres universidades CEU de proyección internacional. Gestiona programas interuniversitarios de doctorado y promueve la colaboración con las prestigiosas instituciones universitarias a fin de que los investigadores en formación puedan participar en los proyectos de investigación de mayor relevancia europea e internacional

“Ha pasado la época en que España vivía de lo que nos dejaban copiar o de la compra de patentes, somos miembros del mundo desarrollado en todos los niveles y como parte de ese desarrollo hay que generar conocimiento. Las sociedades ricas no lo son  por vender sol o ladrillo, son ricas por generar conocimiento. Esto no se hace de un día para otro. Ser un país de desarrollo tecnológico es una apuesta de país. Por eso es tan importante que se difunda el valor de la investigación”, concluye.