Javier Gomá: “Creo que es de justicia recuperar la figura del Jesús histórico para la reflexión filosófica”

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Javier Gomá Lanzón nació en Bilbao en 1965. Es doctor en Filosofía y licenciado en Filología Clásica y Derecho. Es un ensayista y filósofo español. Además, es miembro del cuerpo de Letrados del Consejo de Estado con el número uno de su promoción. Desde el año 2003 es director de la Fundación Juan March. Es autor de varias monografías como Imitación y experiencia, Aquiles en el gineceo, o Aprender a ser mortal, Ejemplaridad pública, Necesario pero imposible, o ¿Qué podemos esperar?.

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Javier Gomá en su despacho de la Fundación Juan March en Madrid// Foto: Silvia Palomino

Pregunta. Sus ensayos, ¿podríamos decir que son guías en la penumbra social en la que nos encontramos actualmente?

Respuesta. Por una parte están los cuatro libros que conforman mi proyecto filosófico personal que son el resultado de una visión de una visión muy antigua que tuve y he ido madurando a lo largo de los años y que ha tenido esa expresión en los cuatro libros que he publicado a lo largo de un periodo de cuatro años. Por otro lado están los ensayos o los microensayos que van apareciendo en los suplementos culturales o periódicos que son los que tienen otra finalidad. Los primeros cuatro pretenden proponer un ideal para nuestra sociedad, pero no es un ideal que esté condicionado por la crisis de los últimos cinco años, ni que esté condicionado por la sociología o las características de la sociedad española, si no que pretende ser un ideal a muy a largo plazo y que sea universal, otra cosa es que luego sea aceptado. Es un ideal filosófico, general y universal. La filosofía siempre es una filosofía del ideal, y en esa misma línea he pretendido proponer una idea a nuestra sociedad porque creo que el mayor problema que tiene hoy es que es una sociedad que parece haber renunciado a él.

P. La sociedad de hoy en día, ¿es humana o inhumana?

R. Desde un cierto punto de vista es la sociedad más humana que ha existido nunca, porque  hemos humanizado la naturaleza con la tecnología. Apenas encontramos en el planeta zonas salvajes que no hayan recibido el impacto de la creatividad humana a través de la tecnología o de la arquitectura, no hay lugares que no se hayan humanizado. Es humano en el sentido de que la evolución de la humanidad ha sido una evolución de un incuestionable progreso moral, lo cual no quiere decir que sea ni la mejor sociedad posible ni que el futuro sea el mejor.

P. Raptados por las musas es el último capítulo de la serie de cuatro que has escrito, pero que no tiene nada que ver con el resto del libro de Necesario pero imposible.

R. Tanto desde el punto de vista social como desde el punto de vista filosófico esta sociedad tiene una cierta resistencia a la propuesta de un ideal, porque un ideal es siempre una propuesta de perfección. Vivimos en una época en la que hablar o aludir a una perfección es prácticamente una cosa de ilusos, un imposible. Desde muy joven yo tuve una visión, que es la idea de la ejemplaridad, que he ido gestando durante más de 20 años y que en los últimos 10 se han convertido en una obra en cuatro entregas. Cuando terminé el último libro que completaba el plan, sentí la necesidad de compartir con el lector no solo la visión que había tenido y que se expresaba en esos cuatro libros, sino la emoción y la experiencia que a mi me había llevado a dedicar tantas energías a algo que en el fondo nadie te pide. Era una manera de decir, te cuento mis ideas pero también te cuento los sentimientos y emociones que me han llevado a escribirlas.

P. ¿Tiene musas que le inspiren?

R. Muchas veces se habla de las 9 musas, las hijas de Zeus, otras veces se habla de una musa general, yo echo de menos que falte la musa de la risa que es muy importante en la vida y también en la creación. La musa comparece sobre todo en los actos colectivos y yo que durante tantos años he dedicado a la meditación y a la reflexión personal y como también la escritura es una actividad solitaria me gustan mucho los actos colectivos, los actos presenciales o una conferencia. Los actos colectivos o ir a una tertulia o poder contar mis ideas en público son mis musas, realmente.

P. En alguna ocasión usted ha manifestado que como autor no tiene etapas, como muchos autores se dice que su obra está dividida en etapas ¿A día de hoy las tiene?

R.  Hay algo de humorístico. Piccaso que por ejemplo primero atraviesa la fase rosa, luego la fase azul, luego la fase del cubismo analítico, cubismo sintético… uno podría llegar a decir, ¿no podrías atravesar tú solito todas esas etapas y luego me dices el resultado de las etapas y no obligas a pasar por el tránsito? Pero con todo, el pintor que es un recrear el mundo, admite modulaciones en esa recreación del mundo, pero la filosofía no es recrear el mundo. Uno, solo debería atreverse a publicar sus definiciones del mundo, cuando sus definiciones son maduras. Por eso digo que un filósofo debería atravesar en solitario sus etapas y ofrecer a los lectores solo el resultado de la última. Mi primer libro lo publiqué cuando tenía 38 años, el último del ciclo, lo publiqué a los 47, entonces es una edad en la que ya puedes obtener una primera síntesis de primacía con el mundo, que entiendo que es una síntesis que no va ha variar en lo que me quede de vida. Lo que si que puede tener son desarrollos distintos, por ejemplo, los microensayos que voy publicando tienen otro tono, otro estilo, otra mirada, a veces incluso otros temas aún que siempre tienen una familiaridad con los temas principales. No me gusta cuando un filósofo tiene etapas, creo que tenía que tener la decencia de contarnos la última que es cuando se supone que es mejor que las anteriores.

P. En sus ensayos aparece un Jesucristo que tiene algo de histórico pero también filosófico, ¿qué nos puede contar sobre ello?

R. Por un lado creo que es de honesto y de justicia intelectualmente recuperar la figura del Jesús histórico para la reflexión filosófica. Es una anomalía que Sócrates o Antígona aparezca miles de veces en los escritos filósofos y sin embargo, Jesucristo, Jesús o Galileo, como a mi me gusta llamarlo es soslayado de la filosofía salvo como filosofía de la religión, y después de Hegel, ya ni eso. Por tanto, me parecía que era interesante recuperarlo para la filosofía como se ha recuperado Sócrates o Antígona. A mi me pareció lo correcto recuperarlo en el último libro.

P. En otros libros parece que hace referencia, sin nombrarlo directamente, al Galileo.

R. Es así, de los cuatro libros, en los tres primeros yo intento hacer una ontología, una ética, antropología, o una teoría jurídica, una teoría estética y una teoría de los conceptos, sin mencionar al Galileo. Que tenga una estructura natural, una estructura en el mundo que todos con independencia de sus creencias puedan compartir. De manera que cuando yo en el último libro abordo la figura del Galileo y lo que esa figura representa, tanto en su doctrina como en su vida, entré como un guante en las bases que he establecido en los tres primeros. En ellos solo un lector muy atento puede ir percibiendo que voy poniendo semillas, lo que los padres de la Iglesia llaman ‘Logos Espermaticos’. Como las ideas germinales, por ejemplo, si yo hablo de la imitación, se habla del universal concreto, se habla del seguimiento, de la verdad como una verdad personal. Hablo de la aproximación a la verdad como una praxis y no como una teoría abstracta. En Aquiles en el Gineceo hablo de una persona que siendo de condición divina se despoja de su rango. Hay muchos elementos que a buen entendedor pueden descubrir elementos, semillas germinales de lo que aparece en el último. A diferencia de otros autores, que se declaran manifiestamente cristianos o católicos y que desde la primera página establecen una raya de cuales son sus creencias de alguna manera expulsando a quien no las comparta, he preferido establecer sólidamente en los tres primeros libros unas bases que todo el mundo pueda compartir con independencia de sus creencias y en el último formular una hipótesis que tiene que ver con la supervivencia personal y de tal manera que muchos agnósticos o muchos ateos pueden compartir el diagnóstico.

P. Muchos filósofos se han separado o emancipado de las religiones, ¿es ser positivo o negativo?

R. Hay una aspecto claramente positivo, en Necesario pero Imposible, hago una defensa muy abierta de la secularización, porque la secularización significa en una palabra, decir a lo que no es Dios, que no es Dios. La secularización lo que va haciendo es evitar la idolatría, denunciar como hacen los profetas la idolatría de prestar culto a lo que aparentemente es Dios, pero que no lo es. La política muchas veces se ha hecho en nombre de Dios, las Guerras también en nombre de Dios, y la secularización supone un proceso a través del cual se desdiviniza aquello que en realidad no es Dios y el origen de la desdivinización es precisamente eso.

P. Jesús por ejemplo, es una muestra de ejemplaridad pública, ¿por qué da la sensación que cada día se le sigue menos?

R. Una cosa es el cristianismo convertido en cristiandad, es decir, en cultura temporal y otra cosa es el seguimiento real, el dejarte convertir por la figura del Galileo y es un aspecto en el que no estoy en absoluto seguro de que el seguimiento sea de menor intensidad que el de hace 50, 500 o 1000 años.

P. ¿La sociedad se engaña para pensar únicamente en las cosas de entretenimiento y poco culturales?

R. Los grandes clásicos siempre han llamado a un interpelar a la conciencia, a no dejarse llevar por el entretenimiento, una llamada de atención sobre el carácter efímero de todo lo humano, a meditar sobre la vida, es una pasión normal. Nosotros tenemos una parte animal que es aquella que es muy importante y como dice Aristóteles sentimos un placer de nuestras necesidades, sentimos un placer si somos hombres y ejercitamos nuestras capacidades y en ejercitarlas encontramos una cierta dicha, una plenitud. Es normal que cuando tengamos que dormir durmamos, que cuando tengamos que comer, comamos, cuando tengamos que relacionarnos con nuestros amigos, lo hagamos, cuando tengamos que trabajar, trabajemos y no es necesario estar trabajando todo el rato sobre la caducidad o sobre la muerte, sobre la vanidad de todo lo humano.

P. ¿Puede hablarnos de los discapacitados en sus ensayos?

R. Hay algo en mis libros de propuesta típica, propuesta paradigmática o propuesta para la mayoría, lo matizo. En el sentido de que pienso en una persona que tiene una vida que podríamos llamar media, psíquicamente, físicamente. Por ejemplo en Aquiles en el Gineceo, defiendo que la madurez es el paso entre el estadio estético al estadio ético y eso se realiza a través de la doble especialización que es la especialización del oficio y la especialización de la casa. Eliges pareja y eliges trabajo, entonces pasas del estadio estético de la juventud, a la madurez. Mucha gente me puede decir, “oiga yo no tengo trabajo, porque estoy en paro yo no tengo pareja, yo estoy divorciado”, hay muchos casos que podríamos llamar atípicos, sin ser anómalos, son atípicos. Por una parte, mis libros tienen algo de esa tipicidad de hombre y de mujer media que excluye o que no se centra en los casos particulares. Apenas hablo de gentes de otras razas, o de la situación de la mujer, no hablo de la pobreza como supuesto específico, dicho esto hay dos maneras en las que yo me aproximo a este tema. He puesto el ejemplo de los discapacitados varias veces como ilustración del progreso moral de los pueblos occidentales. En Necesario pero Imposible, estaría el ejemplo de ley de vida y vida sin destino. Los discapacitados entrarían más bien en la primera pero hay una parte de la realidad que si que he querido tener en cuenta. Ley de vida es cuando uno se muere de anciano y significa que normalmente cuando uno se muere en esas edades, ha tenido un nacimiento, una juventud, una madurez, una vejez y ya le toca, como le toca a un fruto maduro morirse. Ha tenido más o menos un destino y al final de su destino, muere. Luego está la otra parte que en Necesario pero imposible concedo mucha atención, son las que podríamos llamar vidas sin destino, que es que la vida ni siquiera les ha concedido un destino particular, sucede porque mueren jóvenes, tienen una vida que prácticamente no les permite tener la madurez psíquica, psicológica y en muchas veces la filosofía ha olvidado. Siempre nos imaginamos un ser potente, un ser casi griego un indivisuo casi en su perfección y en ese segundo sentido, que no una discapacidad menos, pero si una discapacidad grande, puede llevar a determinadas personas a sentir que son vidas sin sentido lo cual no menoscaba en absoluto su dignidad como la de cualquier otra persona.

P. Pertenece al Cuerpo de Letrados del Consejo del Estado, ¿qué le aporta a su filosofía?

R. A mi me aportó muchísimo, porque yo hice primero Filología Clásica. En aquella época yo estaba muy ido de los fervores de una vocación literaria que aún no maduraba. Entonces hice Derecho y Consejo de Estado y para mí representó un paso súbito entre el estado estético y el estado ético. En lo personal y profesional representó que yo me casé y tuve profesión, con lo cual tuve una especie de doble posición en el mundo. En esa doble especialización sería lo existencial. En lo jurídico, si yo propongo en mi filosofía un ideal para nuestra sociedad es importante conocer cómo de verdad funcionan las Instituciones, no solamente hacer una propuesta ideal del deber ser como hago en mis libros, que deben orientar esta sociedad y marcarle una dirección. Sino familiarizarte cómo funcionan hoy las instituciones y el Derecho te da mucha familiaridad para el funcionamiento real de las instituciones. En ese sentido el Derecho me ha dado un baño de realidad y un conocimiento y proximidad grande de la realidad. De tal manera que cuando yo hago una propuesta del ideal, es una propuesta que sabe cómo funciona la realidad, no que la ignora, como le puede ocurrir a determinados filósofos que hacen propuestas porque no saben como funciona la realidad.

P. Usted es el director de la Fundación Juan March, ¿qué papel tiene la cultura actualmente en nuestro país?

R. Hay una parte de la palabra cultura, que podríamos llamar la industria de la cultura, que es el número de libros que se publican, el número de películas que se estrenan, el teatro, los conciertos, las exposiciones de arte, que si hablamos de los últimos 40 años el progreso y el desarrollo ha sido deslumbrante, y ahora ha sido azotada por la crisis, pero que estoy seguro que resurgirá. Una cosa es esa industria de la cultura y esa oferta cultural, y por ejemplo, la Fundación Juan March en los años 50 y 60 era la única institución pública o privada que ofrecía cultura, y hemos podido observar desde aquí como en los últimos años han crecido innumerablemente las instituciones y la oferta cultural. Otra cosa distinta es, no tanto la oferta cultural o las instituciones como la cultura en el sentido del refinamiento de las emociones y la visión del mundo que cada uno de nosotros tenga, y para mí esa es la verdadera cultura. La cultura tiene que ver si tienes una visión culta de las cosas y tienes un corazón educado. Eso no se puede dividir por naciones, sino que son ritmos distintos. Cada uno de nosotros tiene una imagen de la realidad más o menos consciente, incluso el menos filósofo de los hombres y de las mujeres tiene una visión de la realidad, tiene una especie de intuición del todo y tiene una serie de sentimientos hacia ese todo. Eso es la verdadera cultura, no en el número de libros que hayas leído, ni en el número de películas que hayas visto o en el número de óperas a las que hayas asistido. Todo eso sí, es la medida que enriquece la visión del mundo y enriquece el corazón y esto último es lo que da realmente la temperatura de la cultura de un pueblo, de una persona o época.

P. Usted tiene hijos, ¿cómo cree que ven los jóvenes en general la cultura y el mundo?

R. Yo, viendo a mis hijos, tengo una visión muy positiva.  Sí que veo que los procesos de maduración ahora son más lentos. Que donde antes un chico con 16 o 17 años hacía esto o lo otro, ahora lo está haciendo con 22. Pero eso no me preocupa, la esperanza de vida es mucho mayor. Creo que si por cultura entendemos el número de películas, conciertos, no lo sé, posiblemente consuman más que hace 20 o 30 años. Actualmente hay más editoriales que antes, más conciertos, hay más oportunidades a través de las redes que antes y estos chicos con el tiempo tendrán oportunidades y serán personas que usarán todo esto, pero lo que veo que es importante no es el número de óperas a las que hayas ido, sino como esas óperas a las que has ido revierten en tu visión de las cosas y en tu corazón.

P. Fue nombrado por la revista ‘Foreing Police’ uno de los 50 intelectuales iberoamericanos más influyentes del mundo, ¿qué sintió en ese momento?

R. Nada en particular, me sentí que era perfecto para el curriculum, para las solapas de los libros o para una pregunta.

P. Redes Sociales: En su perfil de Twitter pone que es “Fundador del partido de la Mayoría Selecta”.

R. Esto remite a un artículo que escribí y que se llama “Mayoría Selecta”, que defiende la tesis de que frente a los elitistas que siempre hablan de una minoría absoluta y se consideran parte sobresaliente de esa minoría absoluta, yo aspiro a que quien sea selecto, por tanto tenga ese corazón educado, no sea una minoría, sino que sea una mayoría.  Lo defiendo como una propuesta cultural para nuestra época. Ojalá consigamos no una minoría selecta de visión culta y refinada y corazón educado si no que esas personas sean mayoría en la sociedad, puesto que sería la manera de transformar la sociedad.

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