Francisco Caja: “La raza catalana es el elemento clave del nacionalismo”

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Marina Valdés Valiente / 3º Periodismo

¿Hasta qué punto es el nacionalismo catalán una fantasía política? La repuesta a esta pregunta se encuentra en el segundo volumen del libro La raza catalana. En la primera parte, su autor, Francisco Caja, expuso la tesis que explicaba esta ideología como una “doctrina racial”. En esta nueva entrega, La invasión  de los ultracuerpos, continúa con el análisis del nacionalismo a partir de sus propios textos y centra su enfoque en el papel que tuvo Iglesia Católica de Cataluña en el desarrollo del mismo.

El autor de "La Raza Catalana", Francisco Caja. / Foto: Susanna Sáez
El autor de «La Raza Catalana», Francisco Caja. / Foto: Susanna Sáez

Pregunta: ¿Qué acogida está teniendo esta segunda parte de su libro en Cataluña?

 Respuesta: Aquí cualquier disidencia que no comulgue con el discurso nacionalista es ninguneada de forma bochornosa, independientemente del mérito del libro. Del primer tomo no hubo ni un triste comentario en ningún medio, así que no me espero nada. Yo estoy muerto civilmente en Cataluña porque escribo sobre esta doctrina con ojo crítico. Este libro no existe, lo que no quiere decir que no tenga efectos y que haya gente que lo lea y obre en consecuencia lógica. Mi objetivo es que la verdad se extienda.

 P. El título del libro lo dice todo pero, ¿qué es realmente ‘la raza catalana’?

 R. El elemento clave del nacionalismo. Los catalanes se consideran una raza aparte, un pueblo diferente. Los textos que he analizado y que han estado ocultando están llenos de conceptos relacionados con la raza. Con el triunfo de los fascismos hablar de este concepto se hizo indefendible desde un punto ético, moral y político. Por eso se modifica aparentemente la doctrina del catalanismo y ya no aparecen más referencias a la raza. Pero el componente racial no ha desaparecido de su estructura; ha trascendido hasta nuestros días. Por eso califican de ‘inmigrante’ a un señor de Zaragoza o de Cuenca.

«La raza catalana existe como existen las fantasías»

 P. Entonces, la raza catalana ¿existe o es un mito?

 R. La raza catalana existe como existen las fantasías. Es una invención política que se utiliza con fines políticos, una doctrina que se basa en la existencia de una raza amenazada con desaparecer. Ese temor a la desaparición legitima cualquier acción con tal de evitarlo, y se pone por encima de la propia ley. Los que no hemos nacido aquí también estamos obligados a contribuir con la supervivencia de la raza. No es catalán el que no adopta la ideología catalanista. Al final es solo eso: la raza equivale al propio sentimiento racial, y eso te impulsa a sacrificarte por ella. Es como un súper deber integral.

 P. ¿Qué papel juega el catolicismo en esa doctrina racial?

 R. La tesis que sostengo es que una vez fracasado el carlismo, la jerarquía de la Iglesia catalana ve en el nacionalismo un aliado. Junto con la Lliga Catalana intentan aliados en las filas del nacionalismo más conservador. A partir de ahí es Jordi Pujol quien combina el racialismo con el integrismo católico. Con su ‘doctrina de la integración’, la estrategia es convertir a los habitantes de Cataluña en catalanes. La idea es que no se discrimina a nadie porque el catalanismo acoge a todos los catalanes. Es un fenómeno humanista que tiene sus orígenes en el integrismo católico y religioso.

 P. ¿Por qué describe el catalanismo como una ‘ideología caníbal’?

 R. El libro establece un nuevo análisis a través de los textos y se deduce que hay una fantasía de devoración. Devoración en el sentido de que antes de que se los coman y desaparezca la raza ellos devoran a los otros. Es darwinismo social; el comer y no ser comido. “España nos roba, nos quita”: es una ideología caníbal, una paranoia de defensa en el que el otro es el enemigo, el otro es el inmigrante. Si antes era el andaluz y murciano, ahora son los árabes y subsaharianos. Y de nuevo vemos aquí el poso racial.

El ‘España nos roba’ es una ideología caníbal, una paranoia de defensa

 P. En su obra asegura que las cifra demográficas de Cataluña siempre han sido insuficientes para sostener sus recursos económicos e industriales. ¿No parece paradójico entonces que quieran la independencia?

 R. En efecto, Cataluña carecía de recursos demográficos y esos han venido del resto de España. Sin ese flujo poblacional los 7 millones actuales serían solamente 2 y medio. Esa diferencia les permite a día de hoy creer que independizarse es viable porque la raza está suficientemente arraigada demográficamente. Han llegado al momento histórico de llevar a cabo el sueño de tener un Estado propio. Pujol decía en sus textos que la inmigración les devoraría, y para evitarlo los catalanes tenían que lograr un Estado propio.

Referéndum soberanista

 P. ¿Cree que si se llevase a cabo el referéndum se votaría sí a la independencia?

 R. El régimen ha logrado un casi perfecto lavado de cerebro de la ciudadanía. El poder político ha ocupado todas las esferas de la sociedad civil. No hay vía posible de saber lo que realmente opina la gente. Lo que sí que sé es que la independencia supondría un conflicto político de una magnitud enorme. Significaría vulnerar la Constitución en sus fundamentos puesto que la soberanía catalana y el pueblo catalán no existen, solo existe el sujeto político español. Y espero que  por  mucho tiempo.

 P. ¿Cree que una estructura federalista suavizaría el nacionalismo catalán?

 R. El Estado español de las Comunidades Autónomas ya es una estructura federal. Es más: el grado de autonomía de las Comunidades es superior al de un Estado Federal en cuanto a competencias y régimen financiero.  Tenemos un Gobierno central que consiente que un territorio incumpla la Constitución sistemáticamente. Eso ya es una estructura independiente y federal, al menos de facto.

El Gobierno central consiente que un territorio incumpla la Constitución

P. Entonces, ¿cuál sería la solución política?

R. Ellos saben que dependen comercialmente del resto de España. La plataforma de la que soy Presidente –Convivencia Cívica Catalana (CCC)- ha hecho un estudio de los costes de la independencia y el resultado es abrumador: la economía de Cataluña se hundiría. El objetivo político es un Estatuto con ventajas financieras y fiscales lo suficientemente importantes como para satisfacer la fantasía. Lo que se pretende en Cataluña es un régimen de perfecto comunismo: lo mío; mío, y lo tuyo; de los dos. A eso añádase unas dosis de delirio irracional y ya tenemos el actual el deseo soberanista.

P. Usted es defensor del bilingüismo en Cataluña, especialmente en el campo de la enseñanza ¿qué opinión le merece la nueva ley Wert?

R. La ley Wert no es una ley, es una tomadura de pelo, una violación del derecho medieval. En ella el Gobierno se hace cómplice de la vulneración de la Constitución en materia de lengua y enseñanza. No se garantiza que todos los escolares reciban una enseñanza bilingüe y que las dos lenguas sean utilizadas vehicularmente sino que prevé de antemano un incumplimiento y transfiere esa irresponsabilidad a todos los españoles, que deberán pagar un colegio privado si quieren que un niño curse su educación en las dos lenguas. Si no se enmienda la ley en el trámite parlamentario se convertirá en una atrocidad.

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