Desigualdades de género en India, un problema por resolver

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 A raíz de los hechos acaecidos en un autobús en Nueva Delhi el pasado 16 de diciembre, donde una joven de 23 años sufrió una violación a manos de seis hombres, las protestas de la sociedad india, han ido proliferando en distintas ciudades del país abogando por una mayor protección de las mujeres y por la no impunidad de los crímenes sexuales.

Las mujeres constituyen el 48% de la población india, aunque ser mujer conlleva unos riesgos importantes desde el primer momento: cada año se practican 600.000 abortos selectivos y la mortalidad infantil en niñas es un 40% superior a la de los niños. Estos datos reflejan el poco valor que la sociedad india otorga al género femenino, un género que sufre constantes vejaciones tales como el matrimonio precoz, que constituye un 56% de los matrimonios en zonas rurales, o la exclusión social de las mujeres solteras, viudas o separadas.

“En los proyectos que llevamos a cabo encontramos a mujeres que son maltratadas por su propia familia, ya que en la mayoría de los casos los matrimonios son concertados”, explica Aránzazu Martín, fundadora y directora de la ONG Naya Nagar a la vez que destaca que el hecho de que el maltrato venga del núcleo familiar hace más difícil que haya una denuncia.

Por todo esto, aunque haya sido un hecho tan puntual lo que ha provocado la salida a las calles, es el contexto el que obliga a la población india a luchar por un cambio. “La mayoría de los casos de violencia contra las mujeres se han visto rodeados de muchísima impunidad, solo el 3% de los hombres acusados por violación van a la cárcel”, expone Montse Ortiz, coordinadora de sensibilización y especialista en temas de género de la Fundación Vicente Ferrer, quien además asegura que es difícil acabar con estas tendencias sobre todo en las zonas rurales, que tienen un carácter más misógino y patriarcal.

Medidas y soluciones

“Existe una ley contra la violencia de género, pero no acaba de ser efectiva. Lo que hace falta es que esta ley venga acompañada de recursos y que haya una implicación de distintos agentes sociales”, comenta Ortiz sobre los límites legales existentes. Sin embargo, ante las voces que exigen un cambio, el gobierno indio ha adoptado una serie de medidas para paliar las actuales desigualdades; tal como explica la coordinadora de género, se han creado nuevas leyes que tienen como objeto acabar con esta violencia: “A raíz de la agresión de la joven Amina se ha creado un comité específico para abordar esta problemática y también tribunales independientes, compuestos fundamentalmente por mujeres para tratar todos los casos de violencia”. Con estas medidas lo que se intenta es que las mujeres vean vías más fáciles para denunciar las agresiones, ya que al tratar con otras mujeres se van a sentir más protegidas y no tan intimidadas y avergonzadas, algo que también supone un grave problema en India a la hora de efectuar una denuncia de estas características.

Además, según cuenta Ortiz, a partir de ahora los delitos sexuales se tratarán de una forma más inmediata, no como antes que podían pasar años hasta que se declaraba una sentencia.

Y como la base más importante en una sociedad es la educación, evitar la discriminación en los colegios es una de las medidas por las que el gobierno indio apuesta, ya que, según UNICEF, más de 7 millones de niñas no han ido nunca a la escuela. Sobre este aspecto, la directora de Naya Nagar apostilla que las que están poniendo voz al problema “son mujeres con estudios que tienen una situación más fácil y quieren defender al resto”, lo que apoya la tesis de la importancia de la educación para acabar con este problema.

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