• Estudiantes del Grado en Enfermería del CEU realizan sus prácticas en el CEE Rosa Llácer

Cerca de un centenar de alumnos y alumnas con diversidad funcional y medio centenar de profesionales (profesores, educadores, enfermeros, fisioterapeutas, monitores…) integran la comunidad educativa del Centro de Educación Especial Rosa Llácer en Valencia. Con ellos, compartiendo su día a día, Leandro González, alumno del Grado en Enfermería de la Universidad CEU Cardenal Herrera, ha realizado sus prácticas durante seis semanas. Allí nos ha recibido junto a su tutora en las prácticas, la enfermera escolar de este CEE Esther Fernández.

Según recoge el artículo 26 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos “Toda persona tiene derecho a la educación, mientras que la Convención Internacional sobre los Derechos de las personas con discapacidad establece que las personas con discapacidad deben tener garantizado su derecho a la educación. Junto a Leandro y Esther descubrimos la labor de algunos de los profesionales que hacen posible el ejercicio de este derecho universal a los niños y niñas con discapacidad.

– Esther, ¿cuál es la labor de la enfermera escolar en el centro?

– Mi día a día es asegurar la continuidad de cuidados de Salud del alumnado, tales como mantenimiento de la vía aérea permeable en alumnos con traqueotomía (aspirado de secreciones, y si precisa ventilación mecánica para su estabilidad…), cuidados de gastrostomía endoscópica percutánea (PEG) donde se incluye alimentación por vía parenteral, administración de medicación oral o parenteral. Mis funciones engloban todo lo que la enfermería representa desde la parte asistencial, administrativa, docente e investigadora, así como el registro actualizado de los tratamientos facilitados por las familias para tener historias de salud individualizadas para el mejor control de los/las mismas. También es nuestra tarea sensibilizar a los profesionales no sanitarios (docentes, educadores, monitores, fisioterapeutas, logopedas….), en la transmisión de conocimientos sanitarios para que sus actuaciones sean una continuidad de las nuestras, gracias a la sensibilidad e implicación de todo el equipo multidisciplinar de nuestro colegio.

– Leandro, ¿qué funciones desarrollas dentro de las prácticas?

– Mi labor como estudiante, excepto para imprevistos y urgencias, es la misma que la de la enfermera escolar, ya que ella me ha enseñado todas sus funciones.

– ¿Cómo es vuestra relación con los niños y jóvenes que acuden al centro?

Esther: La relación, dentro del nivel sensorial–motor que presentan cada uno de estos niños y jóvenes, marcan las directrices para entablar una comunicación activa a través de la sonrisa, mirada y el tacto que hace lo difícil fácil y lo diferente maravilloso, todo acompañado de mucho tacto y sentido común.

Leandro: Es una relación fraternal, siempre que puedo cojo tiempo de mi descanso para salirme al patio con ellos, sin duda les voy a echar mucho de menos cuando me vaya.

“Empatía, sensibilización y ganas de cuidar, los pilares de nuestra profesión”

– Además de formación, ¿qué necesita un enfermero para trabajar en un centro de educación especial?

Esther: Mucha experiencia asistencial, dado que el abanico de edades que abarcan estos centros es desde los 3 años hasta los 21 años con pluripatologías que, dada su frecuente desestabilización clínica, necesitan actuar con evidencia no sólo científica que se adquiere en la propia formación sino también algo que te lo da el tiempo de trabajo y ese es “el ojo clínico” que todo enfermero/a desarrolla aún más con las vivencias profesionales. Como todo puesto de trabajo la empatía, sensibilización y ganas de cuidar son los pilares de nuestra profesión y, fundamental, es que te encante trabajar con niños y adolescentes con discapacidad.

– ¿Qué es lo mejor de vuestro trabajo?

Esther: Es ver cómo se les quiere y lo que te enseñan cada día los niños con discapacidad, desde sus avances en comunicación, rutinas y lo más relevante aprender a comprender su idioma porque eso es lo que los hace especiales. La incorporación a mi labor enfermera de medios muy frecuentes en el ámbito de educación especial tales como los pictogramas, me hacen sentir parte de esta maravillosa comunidad educativa y la necesidad de la inclusión de la enfermería en las aulas y no el alumno en la enfermería. Mis actuaciones son a pie de clase donde se han incorporado medios físicos que hacen fácil mi labor asistencial y que los niños más afectados tengan unas rutinas escolares antes inexistentes por la falta de recursos sanitarios en los centros.

– ¿Y lo más difícil?

Esther: La parte más complicada de mi labor escolar son las decisiones ante las urgencias que se repiten con alta frecuencia: crisis epilépticas, desestabilización de patrones respiratorios ineficaces, traumatismos, autolesiones … que hacen que uno crezca profesionalmente pero sin olvidar la alta responsabilidad. Todo esto se compensa por ver lo que el medio docente puede proporcionar a estos niños y a sus familias que tanto cuidado necesitan de nuestra sociedad.

“Ha sido maravilloso el paso de los estudiantes del CEU por mi pequeña unidad”

– Esther ¿Cómo valoras las prácticas que desarrollan los estudiantes del CEU en el centro escolar? 

Esther: Ha sido maravilloso el paso de los estudiantes del CEU por mi pequeña unidad. Me ha gustado su naturalidad, prudencia, observación y atención en cada una de sus actuaciones enfermeras. Sus miedos al principio de sus prácticas, pero ver su sonrisa y soltura cuando se han ido, refleja que la gran posibilidad que estudiantes puedan aprender con nuestro alumnado es algo que no hay que dejar escapar.

«Hemos sido un equipo y el trato hacia el alumnado ha sido excelente»

– Leandro, ¿Cómo valoras esta experiencia?

Leandro: Muy gratificante y enriquecedora no solo en cuanto a lo que se aprende de enfermería sino también por lo que te llena lo que te dan los niños. Estas seis semanas han dado para mucho, muchas vivencias y situaciones a las que no sabía a qué me iba a enfrentar. Si tuviera que mencionar alguna experiencia sería la primera vez que salí al patio, en la media hora del recreo, cómo congeniamos y empecé a conocerlos.

Les voy a echar mucho de menos”

 

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