teresa e isabel ceu

22 de noviembre, día de Santa Cecilia, patrona de los músicos. Lo primero que hago, nada más llegar al despacho, es marcar en el teléfono el 9; y allí está Isabel, “la voz del CEU”. Le recuerdo que hoy es el día señalado para realizarle la entrevista en su lugar de trabajo, su centralita.

Siete minutos es lo que me ha llevado desplazarme andando desde el Edificio Seminario a la centralita, situada en el Edificio Beato Luís Campos Górriz. Me recibe Isabel con una amplia sonrisa en su cara, nos saludamos y procedemos a realizar la entrevista que nos han encomendado.

Buenos días, Isabel.

Buenas…

Me alegro de estar aquí, tan cerca de ti, y no detrás del auricular del teléfono, como suele ser lo normal (risas).

Sí, la verdad es que sí…

¿Qué pensaste cuando te dijeron que te iban a entrevistar para el DOCU?

Pues la verdad es que no pensé nada en concreto. Le dije a Laura que sí, que sin ningún problema, y me dijo que ibas a ser tu, y contesté: «Ah vale, sí; sí que sé quién es». Por teléfono, ya que contigo son muchos años de habernos oído. Pero bueno, es lo que me pasa habitualmente con muchísima gente de aquí: que podemos tardar años en conocernos.  Muchas veces conozco a la gente porque se acerca adrede a conocerme, así que estoy acostumbrada.

¿Por qué crees que te han elegido para ser entrevistada?

Supongo que porque estoy en la centralita, porque llevo aquí mucho tiempo, por eso de ser la voz… También puede ser porque es un puesto de trabajo adaptado, que creo que eso también es importante.

Y eso me lleva a preguntarte, ¿por qué crees que han elegido a tu entrevistadora?

Pues sinceramente, no tengo ni idea. Eso que dices: «Pues Teresa es de Farmacia…». Mmmm… no sé, sinceramente, no tengo ni idea; me pareció bien, me pareció chulo, pero no lo sé.

Pregunta de rigor y oficial: ¿Cuántos años llevas trabajando en el CEU?

Catorce años hago estos días. Yo comencé prácticamente con este edificio. Empezó a funcionar en septiembre y yo entré en diciembre de 1999.

En todos estos años, ¿qué crees que ha cambiado en el CEU? Si algo ha cambiado, claro está…

Hemos crecido muchísimo, a nivel de carreras nuevas, de edificios nuevos, de personal… En general, el cambio mayor es el de nuestro crecimiento en todos los aspectos.

Desde tu puesto de trabajo supongo que te habrán ocurrido multitud de anécdotas. ¿Podrías contarnos alguna? Me han dicho que tenemos todo el espacio que necesitemos… (risas).

Bueno, me has pillado ahora, porque no me acuerdo de ninguna en concreto… Espera, que hago algo de memoria…

Hay alguna graciosa, pero sobre todo de equivocaciones, preguntando por el médico, y siempre les digo: «No, te has equivocado; esto es el CEU».

Otra que recuerdo que me  llamó mucho la atención fue cuando llamaron de la funeraria, cuando empezamos con Odonto, por motivos de las donaciones. La primera vez te sorprende, pero luego ya te acostumbras.

Sí que hay muchas anécdotas, normalmente confusiones, y otras veces te llaman para venderte algo o para comprarnos algo.

¿También llaman de operadoras de móviles, bancos, etcétera?

Sí, sí. A veces. Les digo que es una centralita (risas) y que en ese momento no les puedo atender… Solo me faltaba eso (más risas)

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¿A cuántas personas del centro conoces físicamente, más o menos? Y dirás: menudas preguntas me hace esta entrevistadora, tienen un sentido que más tarde desvelaré.

Pues no sé, alrededor de un 10%, poquitas personas… Ten en cuenta que en mi caso me conocen más que yo conozco, ya que, si voy por la calle, me saludan, pero, claro, yo puedo pasar por tu lado y/o pisarte, disculparme  y no saber quién eres si no me saludas.

Además, al haber varios edificios en el CEU, hay gente que tardas siglos en conocer. Fíjate, por ejemplo: un día iba en metro y llevaba la bolsa del CEU y se me acercó una persona y me preguntó si era Isabel. Se presentó y resultó ser Vicenta, que en aquel momento estaba en la ESET y ahora está en Odontología. A a partir de ahí nos conocimos físicamente después de varios años de habernos hablado por teléfono.

A las personas del centro que no conoces físicamente, cuando hablan contigo ¿les pones cara? Es decir, ¿te las imaginas físicamente?

Sí, pero creo que es muy similar a lo que nos pasa cuando escuchamos la radio: que tiendes a imaginarte al locutor. Pues aquí también. Imaginas cómo puede ser esa persona que está al otro lado del auricular: alta, baja, pelo largo, corto, rubia o morena, pero en general creo que a la gente le pasa lo mismo conmigo. Yo muchas veces pienso que alguno se debe llevar un chafón cuando me ve, porque a lo mejor mi voz es más bonita que mi físico. Yo soy bajita…

Pero sí, creo que sí, siempre tiendes a imaginártelas, aunque a veces ni tengo tiempo para eso.

¿Y psíquicamente? ¿Te imaginas cómo puede ser su carácter o su forma de ser?

Sí. Muchas personas, antes de conocerlas personalmente, ya sabes cómo son. Incluso gente con la que haces amistad vía telefónica y después la conoces personalmente, son lo mismo que te ha transmitido su voz.

Y cuando las conoces (aquí se desvela el misterio de las preguntas anteriores), ¿se corresponde la voz con todo aquello que has imaginado? ¿Te ha sorprendido alguna persona para bien o para mal?

En general, las personas que he conocido por teléfono, y con las que he tenido buen feeling en ese momento, después, al conocerlas, no me han defraudado. Hay gente que a veces, cuando acaba de llegar, te llama muchas veces, porque realmente te necesita. Y después cuando ya no te necesita, ya no llama.

Mira: por ejemplo, con Mari Carmen Segarra, que seguro que la conoces («por supuesto», digo) me llevaba muy bien con ella por teléfono. Ella estaba en Seminario, en Veterinaria, y yo estaba aquí. Después, cuando vino trasladada a este edificio, nos conocimos; y ahora somos, además de compañeras, amigas, y nos llevamos muy bien. Este es un ejemplo bueno y no hay ninguno para mal (risas).

¿Cuántas llamadas desde fuera del CEU sueles atender diariamente?

Muchas, aunque la cantidad no te la puedo decir exactamente. También depende de los períodos.  Ahora es una época de menos llamadas, se ha cerrado el periodo de matrícula y no se ha abierto lo del nuevo alumno. Es uno de los momentos de más tranquilidad. Llaman para solicitar el título, porque hicieron la extraordinaria de octubre, y han aprobado y quieren saber cómo deben solicitarlo. Pero hay menos movimiento, en general.

Tampoco hay tantas llamadas para el cole. Por lo tanto, más tranquilidad telefónicamente hablando.

Aparte de que también cada vez hay más teléfonos directos. Por ejemplo, ahora están publicando y promocionando el teléfono de información del nuevo alumno, por lo que cada vez entran más llamadas por otros lados.

Estoy segura de que tienes un sexto sentido para la voz de una persona al otro lado del auricular. ¿Nos podrías contar qué te dice la voz de una persona? En general.

Pues, sobre todo, si es una persona más seca, más dulce o muy rápida. Hay gente en la casa, por ejemplo, que no para, que siempre va corriendo. Fíjate, eso me pasa con Amparo Castañer de Odontología. Al cabo del día hablo con ella muchas veces y me llama desde diferentes sitios, y siempre va corriendo. Después hay otra gente que va más gansa, más tranquila… Sí, sí, eso se nota, se nota…

Entramos en preguntas algo más personales.

Vale, sin ningún problema.

Una canción: cualquiera de Mecano (pero sobre todo, Barco a Venus y El fallo positivo).

Un libro: «La casa del propósito especial», de John Boyne. Va sobre la posibilidad de que Anastasia, la hija del último zar de Rusia, Nicolás, sobreviviera a la matanza de su familia.

Una ciudad: Roma.

Un personaje histórico: Isabel la Católica. Quizás porque están dando la serie ahora en televisión. No la he visto, pero me dicen que está bien hecha, aunque el otro día me dijo mi madre que había salido la misma jarra de agua que ella tiene en casa (risas).

Un personaje de ficción: Astérix.

Una película: más que peli, estoy enganchada a la serie «Mentes Criminales». Están en la novena temporada y he visto todos los capítulos.

Una comida: arroz de marisco.

Un lugar: la playa.

Un color: el azul.

Un olor: a jazmín, siempre que no sea muy fuerte, porque a veces se puede hacer muy pesado si hay muchos jazmineros.

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