Cree que no hay que pasar de puntillas por la vida, que hay que arremangarse y usar “lo que uno sabe” para dejar un mundo más justo a las nuevas generaciones. Ella, periodista y madre, lo hace -sacando tiempo de donde no lo tiene- a través de la ONG Formación Senegal. Lola Martínez Juan estudió Periodismo en el CEU.

«No somos personas diferentes». Así os definís en vuestra página web. ¿Seguro? No todo el mundo se embarca en proyectos tan ambiciosos como Formación Senegal.

Lo cierto es que somos gente corriente, no somos personas distintas o especiales. Todos tenemos nuestros trabajos, familias y compromisos, y compatibilizamos el día a día con nuestro trabajo en la ONG.

En mi caso, por ejemplo, actualmente soy redactora de contenidos para diferentes formatos de producción audiovisual.

Hay mucho que hacer en cuanto a labor social y estamos firmemente convencidos de que no queremos pasar por la vida de puntillas. Nos gustaría aportar algo, por pequeño que sea.

Y también madre. No debe ser nada fácil sacar tiempo para todo…

(Risas). Todos en la ONG somos padres. Pero es posible organizarse con menos horas de sueño y la inestimable ayuda de los abuelos. Habría que ponerles un monumento.

Además, en Formación Senegal creemos que este voluntariado es un excelente ejemplo para nuestros hijos, y ellos también colaboran activamente en todo lo que pueden.

Parte del equipo Formación Senegal: Lola Martínez junto a Manu Laguía y Toni Zamorano.

¿Por qué os habéis metido en esta aventura solidaria?

Creo que cuando las personas llegan a una cierta edad dejan de mirarse el ombligo y observan más a su alrededor. Hay mucho que hacer en cuanto a labor social, y en muchos ámbitos, y estamos firmemente convencidos de que no queremos pasar por la vida de puntillas. Nos gustaría aportar algo, por pequeño que sea.

¿Por qué en Senegal?

Simplemente porque Toni, que es docente en Valencia, nos contó un día el proyecto que tenía en mente (nota: se perdió en un viaje en aquella zona y las gentes de allí lo ayudaron) y decidimos unirnos a su locura.

Nuestra  meta es construir un lugar autosuficiente compuesto de una escuela infantil, un centro de formación, un huerto y un dispensario médico. Y que este proyecto pueda ser replicado en todo el desierto del Sahel

Hablas de Toni Zamorano, el fundador. El resto de la ONG lo conformáis Manu Laguía (también alumni del CEU), Ursula Strasser, Inma Banacloche y Fallow Mbow, desde Senegal, además de ti, que eres vocal de Comunicación y Eventos. ¿Pocos, pero bien avenidos?

Sí. Nos gusta ser un grupo pequeño para que no se desvirtúe nuestro objetivo. Lo hacemos porque nos apasiona, y no queremos ser grandes porque, de esta forma, podemos seguir los proyectos en primera persona y hacer las cosas desde el corazón y con transparencia.

La educación es necesaria para que estos hombres y mujeres tengan una profesión, una salida laboral que les ayude a no tener que arriesgar la vida viniendo a Europa

¿Cuál es vuestra meta?  

Es ambiciosa: construir un lugar autosuficiente en el desierto, en Ndem, a cuatro horas de Dakar, compuesto de una escuela infantil, un centro de formación, un huerto y un dispensario médico. Y que este proyecto pueda ser replicado en todo el desierto del Sahel.

La educación es, sin duda, el arma más potente para cambiar el mundo. Es necesaria para que estos hombres y mujeres tengan una profesión, una salida laboral que les ayude a no tener que arriesgar la vida viniendo a Europa.

«Instalamos paneles solares para que tengan luz y energía y para que puedan cargar sus linternas»

El drama de la migración forzada.

Sí, es un tema que desgraciadamente está de plena actualidad y sobre el que hay mucha desinformación. La gente arriesga sus vidas porque en su lugar de origen no hay salida. Ellos aman su tierra, pero no pueden vivir en ella, y por eso vienen. Nosotros pretendemos acabar el proyecto que luego esperamos sea replicado en otras zonas de África para que, de este modo, no tengan que abandonar su tierra y contribuyan al desarrollo de sus países.

¿Qué iniciativas estáis llevando a cabo para lograrlo? 

Cuando empezamos con la ONG, comenzamos por lo más básico: material escolar, suministros médicos, ropa, gafas de sol (allí las temperaturas son brutales, y los niños han de proteger su vista)… Lo que era más necesario. Organizábamos recogidas de material, pedíamos cosas a las farmacias, a los padres del colegio… lo normal.

Después pusimos en marcha el huerto experimental, y seguimos llevando suministros de todo tipo.

Vamos a poner en marcha un centro de Formación Profesional y, aunque nos ayudan empresas y particulares, nos faltan fondos. Así que, si alguna persona que lea estas líneas quiere colaborar, estaríamos encantados

¿No tenían cultivos?

El cambio climático está siendo especialmente duro en esas zonas, que hace apenas veinte años eran verdes. Ahora son simplemente desierto, que impide los cultivos tradicionales, la vida.

Yo no entiendo cómo aún hay personas que no son conscientes del cambio climático. Está llevando al límite a zonas que ya estaban muy deprimidas. Y Senegal es uno de los lugares más pobres del mundo.

Este huerto experimental del que te hablo, con riego por goteo, les permite autoabastecerse.

Sigamos con las iniciativas de Formación Senegal.

Lo último que hemos hecho, este verano, es poner en marcha el proyecto “Una luz en la casa y en la escuela”. Instalamos paneles solares para que tengan luz y energía y para que puedan cargar sus linternas. Antes, los niños hacían los deberes con velas, y eso era muy peligroso.

Además, mientras montábamos los paneles, dimos formación a los jóvenes para que se encarguen de su mantenimiento.

Y gracias también a estos paneles solares, niños y adultos vieron cine por primera vez en sus vidas. Fue muy emocionante, aparte de que el cine también es una gran herramienta educativa. ¡Tendríais que haber visto sus caras!

Yo no entiendo cómo aún hay personas que no son conscientes del cambio climático. Está llevando al límite a zonas que ya estaban muy deprimidas. Y Senegal es uno de los lugares más pobres del mundo

Tuvo que ser impresionante. En el plano docente, ¿en qué proyectos os habéis embarcado?

Ahora estamos trabajando (y esperamos en breve ya ir a montarlo) en un proyecto de escuela infantil: Playschool. Tenéis que saber que allí los niños y niñas, y eso si tienen suerte, se escolarizan a partir de los 7 años, por lo que pierden todas las posibilidades de estimulación temprana. Además, las madres con los niños a su cargo tampoco pueden ir a trabajar. Este proyecto soluciona estos dos problemas al mismo tiempo.

Nosotros intentamos hacer todos los proyectos con materiales locales, ecológicos y sostenibles. Tenemos el proyecto y el material para los pequeños, y el mobiliario infantil, pero nos falta la estructura física que lo albergará.

Estamos también trabajando con las mujeres allí y en el dispensario médico, donde necesitamos desesperadamente un ecógrafo para la maternidad y otros suministros. El hospital más próximo está en Dakar, a cuatro horas de camino, y cuando las mujeres se ponen de parto no hay forma de saber si el bebé viene de nalgas o presenta cualquier otro problema. Como os podéis imaginar, se han perdido muchas vidas así porque no se ha podido llegar a tiempo, no se sabía.

El verano pasado también se grabó un documental, que actualmente estamos montando. Nos gustaría que la gente pudiera conocer el modo de vida de allí, y aprender de ello…

Uno de los proyectos de Formación Senegal permite que los niños puedan disponer de luz para hacer sus deberes en casa

No paráis. Y a largo plazo vais poner en marcha un centro de Formación Profesional. ¿Cómo pensáis hacerlo?

Tenemos ya el proyecto, pero, aunque nos ayudan empresas de la Comunidad Valenciana y particulares con aportaciones puntuales, nos faltan fondos. Así que, si alguna persona que lea estas líneas quiere colaborar, estaríamos encantados. Y, en especial, hago una llamada a los antiguos alumnos. Me gustaría que esta entrevista posibilitara networking solidario entre los alumni CEU.

Este centro de formación va dirigido a chicos y a chicas por igual. Queremos que puedan seguir un ciclo formativo completo, y que puedan obtener un diploma que lo acredite. La educación es riqueza y es dignidad.

vamos a montar una escuela infantil. allí los niños se escolarizan a partir de los 7 años, por lo que pierden todas las posibilidades de estimulación temprana. Y las madres con niños a su cargo no pueden ir a trabajar. El proyecto soluciona ambos problemas

Son casi cuatro años luchando por mejorar las condiciones de vida de los senegaleses. ¿Contentos? ¿Qué balance hacéis?

Contentos no, lo siguiente. Este tipo de proyectos te cambian la vida, y no es una frase hecha. Jamás pensé que formaría parte de un proyecto de cooperación social. Todos sentimos un poco de miedo al principio, pero ahora mismo creo que es de las mejores decisiones que he tomado. Yo tuve la gran suerte de recibir una buena educación, mi etapa universitaria en el CEU la recuerdo con un enorme cariño porque también recibí valores. Creo que todos los seres humanos tienen derecho a la educación, que es la base absoluta de una vida digna.

El balance es positivo, pero queda muchísimo por hacer. Y en eso estamos. Aunque a veces nos de vértigo la enorme cantidad de cosas pendientes…

«Queremos construir un lugar autosuficiente con una escuela infantil, un centro de formación, un huerto y un dispensario médico, que pueda ser replicado en todo el desierto del Sahel»

Más allá de los resultados de vuestras iniciativas, ¿qué crees que aportáis a estas personas? ¿Y ellas a vosotros?

Ellos nos aportan sin ningún género de dudas muchísimo más. De hecho, tenemos una iniciativa que se llama “Escuelas con corazón”, y llevamos a cabo muchas actividades con niños de aquí y de allí.

Son gente maravillosa, con una espiritualidad que en el mundo occidental se ha perdido. Nos enseñan el valor de compartir, el de trabajar con una sonrisa. Su generosidad no tiene límites. Deberíamos aprender mucho de ellos.

Nos llama mucho la atención, por ejemplo, que todos los niños se aplauden en la entrega de notas al acabar el curso y se felicitan. Hay cariño genuino entre ellos. Cosas como el bullying o el machismo no existen, allí ni se plantean, todo es de todos.  Y en el Sahel hay, además, un enorme respeto por el papel de la mujer en la sociedad.

Ndem es un asentamiento que formó una mujer blanca francesa y su esposo. Se conocieron en la Sorbona, en París, y como él era de Senegal, decidieron volver y mejorar las condiciones de vida allí. Ellos, ya casi ancianos, son los líderes espirituales de la comunidad. Y sus hijos continúan la labor.

Son gente maravillosa, con una espiritualidad que en el mundo occidental se ha perdido. Su generosidad no tiene límites. Deberíamos aprender mucho de ellos

¿Debe comprometerse la sociedad civil para conseguir un mundo más justo?

Si no nos comprometemos nosotros, ¿quién lo hará? Además, es el ejemplo a seguir para nuestros hijos: la apertura mental, la solidaridad, los valores intrínsecos del ser humano. Ellos son lo que hacemos, no lo que decimos.

Considero que no podemos confiar en gobiernos ni en política y no debemos limitarnos a existir. Hemos de vivir, hemos de contribuir y hemos de intentar mejorar lo que nos hemos encontrado: es nuestro legado para las siguientes generaciones. Quejarnos o apoyar causas desde el teléfono móvil no funciona, hay que pasar a la acción. Y todos podemos conseguirlo haciendo pequeñas cosas que al final suman. Colaborar no es ir a los lugares deprimidos y hacerse selfies; es arremangarse y hacer todo lo posible.

El proyecto de escuela infantil permitirá que las madres con los niños a su cargo puedan ir a trabajar

¿Ves suficiente compromiso social en la ciudadanía?

Hay mucho más compromiso del que pensábamos. Las personas son generosas, de verdad, y mucha gente está deseando hacer cosas, pero no saben cómo.

Muchas empresas también nos han ayudado y nos continúan ayudando, siguiendo una línea de Responsabilidad Social Corporativa que esperamos siga creciendo.

Si no nos comprometemos nosotros, ¿quién lo hará? ADEMÁS es el ejemplo a seguir para nuestros hijos. Ellos son lo que hacemos, no lo que decimos

Parece justo reconocer públicamente este apoyo, que además puede animar a otras entidades a comprometerse con causas solidarias. ¿Quiénes os están ayudando a conseguir vuestras metas?

Sí, porque además son empresas que confiaron en nosotros desde cero, y que nos han tratado de una forma maravillosa y no miraron hacia otro lado cuando les contábamos nuestro proyecto. Ahí va nuestro gracias de todo corazón a: Clínica Sanchis Cardona, Leadertecna Consultoria I+D+i, TVA tecnología del vidrio y del aluminio, ERRE Arquitectura, Promotora Aticum, Fermax, Boluda Corporación Marítima, Estimado José Alfredo, NRG Investment & Consultancy, Cementval, Corporacion F. Turia, Plastinsa, Fundación Cuadernos Rubio y Banco Mediolanum, además de aportaciones puntuales de TVA (tecnología del vidrio y aluminio), Cirkuit Planet, Tancomed y Pawlonia high quality.

La verdad es que todas las empresas deberían incorporar acciones solidarias a su línea de Responsabilidad Social Corporativa, así ganamos todos.

«Nos enseñan el valor de compartir, el de trabajar con una sonrisa. Deberíamos aprender mucho de ellos»

Ya que Formación Senegal es, sobre todo, educación, sigamos con ella. Tú te licenciaste en Periodismo en el CEU de Valencia. ¿Qué destacas de tu etapa universitaria?

Fueron cinco años maravillosos, recuerdo bien los nervios del principio, todavía no había salido la primera promoción de Periodismo del CEU (¡soy un dinosaurio!), pero disfruté mucho. Teníamos buenas instalaciones y un profesorado muy preparado. Y cómo no, los cafés y los debates eternos en los pasillos sobre temas de actualidad.

Recuerdo con enorme cariño el día de la graduación, aquel Gaudeamus igitur cantado por todos. Y a mis compañeras y compañeros, muchos de los cuales me he encontrado por el camino. Destacaría el buen ambiente y un profesorado de excelencia.

Mis cinco años estudiando periodismo en el CEU fueron maravillosos. Teníamos buenas instalaciones y un profesorado muy preparado

Tu formación como comunicadora, más allá de para tu ejercicio profesional, ¿está siendo relevante en tu voluntariado?

Ser periodista ha sido clave para poder llevar a cabo muchos proyectos. En cualquier ONG la comunicación es una pieza fundamental. Sin comunicación efectiva no se habría podido llevar a cabo. Notas de prensa, contenidos en redes y medios sociales, escucha activa de los seguidores. Una web, un blog y el documental. Si no comunicas algo, simplemente ese algo no existe.

Es posible que tu testimonio pueda inspirar a algún/a estudiante para sumarse a una causa solidaria. ¿Qué le dirías para que terminara de decidirse?

No os lo penséis, lanzaos de cabeza. Vais a sentir que tenéis superpoderes cuando os suméis a una causa solidaria y, aunque suene egoísta, seréis mucho más felices. Usad lo que sabéis, lo que estáis aprendiendo para mejorar las cosas. Y no olvidéis nunca la ética: ante todo somos personas.

Ser periodista ha sido clave para poder llevar a cabo muchos proyectos. En cualquier ONG la comunicación es una pieza fundamental. Si no comunicas algo, simplemente ese algo no existe.

¿Y un consejo extra para abrirse camino en el mundo de la comunicación?

Formación (¡cómo no!) y mucho trabajo y constancia.

Disfrutad de lo que hacéis. Hacer lo que te gusta y que te paguen por ello no tiene precio. Leed muchísimo (al final todo sirve) y buscad vuestro hueco en el mundo de la comunicación, que es amplísimo, y especializaos en ello, sed los mejores de vuestro sector y nunca dejéis de formaros.

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