Reflexionar sobre el acompañamiento y las relaciones en el ámbito sanitario es el objetivo del libro “La presencia intencional en la Asistencia Sanitaria”. Su autor, Jesús Tomás Monge, ha dedicado su investigación y su libro a este concepto que contribuye indudablemente a la rehumanización de la asistencia sanitaria, puesto que viene a englobar las características que debe atesorar cualquier relación sanitaria para que sea humanamente aconsejable”.

Doctor en Enfermería y antiguo alumno de la Universidad CEU Cardenal Herrera, Jesús Monge, reflexiona en esta entrevista sobre los retos fundamentales que la profesión debe abordar sin más demora “la Enfermería debe alcanzar mayor reconocimiento de la profesión y debe hacerse escuchar, tanto dentro como fuera de ésta”.

– ¿Qué te motivó a escribir este libro?

El libro surge de la necesidad que existe de hablar acerca de la relación del profesional sanitario, incluyendo al equipo asistencial, con el paciente y su familia, y viceversa. Es muy importante reflexionar sobre el acompañamiento, la presencia, las relaciones en el ámbito sanitario, etc. Por eso, tras la defensa de mi tesis doctoral acerca de la Presencia Intencional, consideré necesario divulgar un tema tan importante y tan poco tratado como era éste.

¿En qué consiste esta Presencia Intencional?

Con frecuencia, se observa como la relación que se establece entre el profesional sanitario y el paciente es de carácter técnico y/o utilitarista, sustentado en la satisfacción de ciertas necesidades. No obstante, lo que se propone con la Presencia Intencional es una nueva forma de relación de mayor intensidad, es un proceso de carácter bidireccional que se da entre el profesional sanitario, incluyendo al equipo asistencial, y el paciente y su familia, en el cual se reconocen mutuamente en dignidad, buscando alcanzar el bien propio y el ajeno. Esta forma de relación se caracteriza fundamentalmente por el diálogo y por el compromiso hacia la otra persona, hacia la profesión y hacia uno mismo. De esta forma, cabe señalar que la Presencia Intencional contribuye indudablemente a la rehumanización de la asistencia sanitaria puesto que viene a englobar las características que debe atesorar cualquier relación sanitaria para que sea humanamente aconsejable.

¿Cuáles son hoy las claves en la relación entre pacientes y profesionales sanitarios?

El éxito en las relaciones entre pacientes y profesionales sanitarios dependerá, sin duda, de la Presencia Intencional. Ésta señala que para que se establezca una relación es fundamental que exista, primeramente, la convicción profunda de querer el bien recíproco, independientemente de la simpatía, deficiencia, patología, etc. A partir de aquí, será necesario la efectiva implicación, el compromiso con la persona que hay enfrente, la plena participación en el transcurso de la enfermedad, la apertura hacia la otra persona, la atención fluida entre ambos, la contemplación atenta y detenida de la realidad, la observación de los pequeños detalles y una comunicación verdadera y sincera.

“Es fundamental saber escuchar y observar”

¿Cómo podemos rehumanizar la asistencia sanitaria?

Para rehumanizar la asistencia sanitaria es imprescindible ponerla a la altura de la dignidad de la persona, hacer que responda a las necesidades de los pacientes y sus familias, y también a las necesidades de los profesionales sanitarios, incluyendo al equipo asistencial, y procurar que ayude a esa realización, o al menos, no la dificulte. Además, es importante resaltar que rehumanizar es tarea de todos los participantes en dicha relación asistencial y que la implicación de una de las partes puede contribuir a que el resto también se sume.

– Como enfermero has trabajado en diferentes centros y residencias de atención a personas mayores y con discapacidad, ¿cómo debe ser la relación de los profesionales sanitarios con estos pacientes?

Es importante tener una actitud dialogante pero, sobre todo, antes que nada, es fundamental saber escuchar y observar. Ingresar en un hospital, en una residencia, en un centro de día, etc. es para muchas personas un hecho desgarrador debido, sobre todo, a la propia patología, que por sí misma, genera inseguridad, preocupación, sufrimiento y angustia. También, son lugares totalmente desconocidos para las personas que ingresan en ellos y provocan incomodidades y obligan a romper con la rutina habitual. Las relaciones sociales y laborares también se ven afectadas, llegando incluso a romperse muchas de ellas. Con lo cual, es primordial saber acompañar al paciente en esta nueva etapa que emprende, hacerle saber y sentir que no está solo y que los profesionales asistenciales no solo nos preocupamos por su estado de salud, sino por la persona que vive este proceso y por su familia.

– ¿Cuáles son, desde tu punto de vista, los retos de la profesión Enfermera para los próximos años?

Considero que existen tres retos fundamentales que la Enfermería debe abordar sin más demora. Primero, la Enfermería debe alcanzar mayor reconocimiento de la profesión y debe hacerse escuchar, tanto dentro como fuera de ésta. Para ello es necesario que nos tomemos esta profesión en serio, lideremos proyectos de investigación, ocupemos puestos directivos y que no dejemos de formarnos para tener una opinión crítica de las diferentes situaciones a las que tenemos que hacer frente diariamente.

En segundo lugar, es preciso que se consiga la correcta implantación de las especialidades de Enfermería. También es fundamental que se creen bolsas de especialidades enfermeras para que los profesionales que se han especializado puedan ejercer su especialidad.

Por último, será preciso estudiar, fomentar y llevar a la práctica la parte relacional de la asistencia si la Enfermería española quiere estar a la vanguardia en la rehumanización de esta profesión.

«Quería cuidar a las personas enfermas y acompañarlas”

¿Por qué estudiaste Enfermería?

Ya desde que comencé el instituto sabía que quería estudiar una carrera de la rama de salud. Fue en el último curso que entre las diferentes opciones que se me plantearon decidí escoger Enfermería. Y es que desde siempre quise estudiar una carrera con la cual poder contribuir a salvar vidas, cuidar a las personas enfermas, y acompañar a éstas y a sus familias en el proceso salud-enfermedad. Y la Enfermería encajaba a la perfección.

– ¿Cómo recuerdas tu paso por las aulas de la Universidad CEU Cardenal Herrera?

Guardo muy buenos recuerdos de mi paso por la Universidad aunque he de reconocer que fue una experiencia fugaz. Yo soy de diplomatura y el primer día de clase nos dijeron que tres años pasaban volando ya que las prácticas eran por las mañanas, las clases por las tardes, algún seminario o clase práctica entre medias… efectivamente, cuando me vine a dar cuenta ya estaba graduándome. Aún así, he de reconocer que aprendí mucho, hice muy buenos amigos, guardo muy buena relación con mis profesores y me llevo un recuerdo entrañable de mi paso por el edificio Seminario.

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