Se licenció en Derecho en el CEU de Elche hace dieciséis años, pero nunca ha perdido el contacto con su Universidad, donde acaba de participar en una mesa redonda sobre los 25 años de InteRed, la ONGD en la que es responsable nacional de voluntariado.
Eduardo García Ribera cree firmemente que cada persona puede ser un “agente de cambio” capaz de transformar su entorno. Y que la educación es la clave.
Hace no mucho participaste en una mesa redonda en el CEU de Elche. ¿Qué sentiste al retornar a tu Universidad?
Es una sensación agradable volver a los lugares donde uno ha estado muy bien, donde ha aprendido y donde ha disfrutado. La verdad es que he ido en múltiples ocasiones a impartir talleres, charlas y alguna ponencia. Y confío concretar en breve otra colaboración con el CEU, pero en el campus de Castellón. De hecho, ya estoy al habla con la coordinadora de Magisterio para proponerle nuestra campaña sobre cuidados y potenciar el trabajo de metodologías innovadoras, como el trabajo colaborativo y la metodología aprendizaje servicio.
Nuestro objetivo es lograr una educación inclusiva, transformadora y de calidad para todas las personas, al margen de su lugar de nacimiento o capacidades
¿Por qué Magisterio?
En InteRed llevamos muchos años colaborando con las universidades, especialmente con aquellas vinculadas a lo educativo y lo social y, de un modo especial, con la titulación de Magisterio, ya que nuestro objetivo es lograr una educación inclusiva, transformadora y de calidad para todas las personas, al margen de su lugar de nacimiento o capacidades. Estamos convencidos de que la educación es el mejor instrumento para cambiar la realidad. Claro, que no cualquier educación.
¿Y cuál sí?
Una educación que no solo nos aporte conocimientos, sino también valores, experiencias, habilidades, capacidades… una educación que sea verdaderamente transformadora, porque nos “toque” el corazón, nos genere aprendizajes significativos, nos invite a ser críticos, comprometidos, corresponsables…
InteRed es una ONGD muy necesaria, pues combina la importancia de la educación como instrumento transformador de las sociedades, con la equidad de género.
InteRed lleva trabajando en ello 25 años. ¿Qué balance haces de estas bodas de plata?
Es un buen momento para mirar atrás y ver todo lo avanzado. Los aciertos y los errores que tiene toda organización que está compuesta por personas. Pero el balance es muy positivo.
Creo que InteRed es una ONGD muy necesaria, pues combina la importancia de la educación como instrumento transformador de las sociedades, con la equidad de género, esencial para ver avanzar el mundo desde la igualdad de derechos y de oportunidades para todas las personas.
¿Cómo la ves dentro de otros 25 años?
Más grande y con más capacidad de transformar su entorno. La veo con muchísimas más personas voluntarias, comprometidas en esos cambios. La veo también, como siempre, innovando y siendo autocrítica.
¿Y a ti?
Personalmente me veo en 25 años comprometido con la dignidad de las personas, no sé desde qué óptica, desde qué espacio, pero seguro que en esa dirección.
Toda formación debemos ponerla al servicio de la sociedad donde vivimos y del mundo. Eso nos hará felices y mejorará nuestro entorno.
Hasta la fecha lo has hecho, ¿no? Porque ya durante la carrera cursaste prácticas en Elche Acoge…
Sí. Y luego, cuando me licencié, me fui a México a tener una experiencia de voluntariado internacional, pues llevaba muchos años implicado en acciones de voluntariado y acción social, especialmente con menores en España.
A mi vuelta realicé el Máster de Cooperación de la Universidad Loyola Andalucía y, tras terminarlo, comencé a trabajar en la ONGD Jóvenes y Desarrollo y en ACNUR, en Valencia.
¿Hasta que te llaman de InteRed?
Justo. En 2007 me contactaron para saber si me interesaba el puesto de Coordinador de la Delegación de InteRed Comunidad Valenciana, cargo que desarrollé durante 8 años hasta que en 2015 me hice cargo de la tarea de animar el voluntariado.
Lo que más me ha motivado siempre es sumar a otras personas a ser el cambio que queremos ver en el mundo
Háblanos de tu trabajo. Debe ser muy enriquecedor sentir que ayuda a cambiar el mundo…
Sí. Lo que más me ha motivado siempre es sumar a otras personas a ser el cambio que queremos ver en el mundo. Acompañar a personas en sus procesos personales y grupales para descubrirnos, cada persona, como “agente de cambio”. Es decir, personas capaces de transformar nuestro entorno, cambiando nosotras y nosotros mismos y después cambiando nuestra manera de consumir, nuestra manera de relacionarnos, nuestra manera de actuar… Mi interés profundo es que cada persona eduque su manera de mirar al mundo. Eso hace que cambiemos nuestra manera de “ser” y de “estar” en él.
Mi interés profundo es que cada persona eduque su manera de mirar al mundo. Eso hace que cambiemos nuestra manera de “ser” y de “estar” en él.
¿Qué aporta tu formación en Derecho a tu labor?
Mucho. El Derecho es un instrumento esencial para cambiar la realidad. Los Derechos Humanos, en el sentido más amplio (no sólo la Declaración Universal de 1948, sino todas y cada una de las declaraciones posteriores) son pasos que la humanidad da para reconocer que todas las personas tenemos derecho a una vida digna.
Seguimos en el plano formativo. ¿Qué destacas de tu etapa en el CEU?
Las carreras universitarias, en general, son demasiado teóricas, pero yo quise que mi formación universitaria fuera complementaria con mi implicación social, y en el CEU pudimos realizar algunas actividades solidarias y de compromiso ciudadano, lo cual fue muy gratificante.
Recuerdo especialmente a algunas personas, profesorado -pero no sólo-, que fueron ejemplo con su actitud. Con su discurso y con sus hechos. Por ejemplo, Miguel Ors, que fue “profe” mío en un par de asignaturas y que nos invitaba a mirar “más allá” de los libros que teníamos delante. Pero no fue el único; el juez Vicente Magro, por citar a otro, fue también una referencia de persona comprometida. Y hoy continúa habiendo gente de gran calidad docente y humana. Quizá destacaría a Antonio López, un hombre muy comprometido socialmente…
En el CEU realicé actividades solidarias y de compromiso ciudadano, lo cual fue muy gratificante. y Recuerdo especialmente a algunas personas que fueron ejemplo con su actitud
¿Algún consejo para los estudiantes?
Pensad en cómo vuestra formación, vuestra carrera, puede mejorar el mundo que os rodea. Pensad en la búsqueda del bien común.
Toda formación, toda carrera, debemos ponerla al servicio de la sociedad donde vivimos y del mundo. Eso nos hará felices y mejorará nuestro entorno.
Cambiarían muchas cosas… Muchas gracias, Eduardo. ¿Nos vemos en Castellón?
Seguro. Muchas gracias a vosotros.