Volvió recientemente a su antigua Universidad para compartir sus experiencias con los estudiantes de Derecho Internacional Público de Susana Sanz, titular de la Cátedra Jean Monnet en la CEU UCH.
Fue tan inspiradora la intervención de esta alumni de Derecho -que ejerce como punto focal de migración en la Oficina en México del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos-, que Actualidad CEU ha vuelto a conversar con ella para compartir sus vivencias y reflexiones con toda la comunidad universitaria.

¿Desde cuándo trabajas en esta Oficina y en qué consiste tu trabajo?
Desde abril de 2019. Soy responsable de implementar el mandato de la Oficina en materia de promoción y protección de derechos humanos de las personas en movilidad (personas migrantes, solicitantes de asilo, refugiadas y desplazadas internas en el país), así como de aquellas que defienden sus derechos.
Lo anterior incluye labores de asistencia técnica a las autoridades, monitoreo de la situación de derechos humanos y documentación de violaciones a los derechos humanos del grupo mencionado.
También analizamos leyes y proponemos cambios legislativos para que se adecúen a lo establecido por los estándares internacionales en la materia. Redacto informes, comunicados, comunicaciones, briefings… Algunos de carácter público y otros, interno.
Como la migración debe ser analizada con perspectiva regional, también estoy en continuo contacto con las otras oficinas de la región y con la sede, actualizándonos respecto a cualquier evento relevante.
‘Soy responsable de implementar el mandato de la Oficina en materia de promoción y protección de derechos humanos de las personas migrantes, solicitantes de asilo, refugiadas y desplazadas internas en el país’
Muchos y complejos desafíos. No habrá un día “tipo” de trabajo …
Efectivamente. Cada día es diferente y esto es lo que también hace sumamente interesante esta labor.
Solo en las dos últimas semanas ha habido días en los que he tenido que pasar largas jornadas en los aeropuertos para observar los procesos de primera y segunda revisión migratoria con el objetivo de documentar posibles violaciones al debido proceso, así como entrevistar a las personas cuyo ingreso en el país ha sido rechazado y se encuentran retenidas a la espera de ser retornadas a sus países; he participado en la observación de una búsqueda de restos humanos en un basurero; he entrado en estaciones migratorias a entrevistar a las personas allí detenidas y conocer las condiciones de su detención; he tenido reuniones con autoridades, colectivos de víctimas, otras agencias de la ONU…
Y todo lo anterior tiene que hacerse a la vez que se redactan informes, se da respuesta a solicitudes de información desde oficinas centrales o de la región, se diseñan estrategias de protección, alertas tempranas, se impulsan grupos de trabajo o se participa en espacios interagenciales, entre otras cosas.
Ahora bien, siempre tienes que estar preparada para que, además, surja un caso urgente y tengas que iniciar el proceso de documentación, ya sea desplazándote de forma inminente al lugar de los hechos o empezando con la verificación y recolección de datos vía remota.
Río Suchiate, frontera con Guatemala
Impresiona escucharte, luego iremos a cómo lo vives personalmente. Pero antes cuéntanos, Andrea, en qué proyectos estás enfocada ahora.
Ahora mismo, mi principal proyecto es la coordinación de una consultoría sobre prevención de prácticas de perfilamiento racial en los aeropuertos internacionales de Cancún y Ciudad de México. Por eso hemos estado en algunos aeropuertos y sostenido reuniones con todos los actores relevantes, desde personas migrantes, organizaciones de la sociedad civil, poder judicial, instituciones de derechos humanos…
La idea es poder recoger hallazgos y formular recomendaciones a las distintas autoridades en un informe. Al mismo tiempo, y antes de que finalice el año, estaré trabajando en dos videos que vamos a publicar el 18 de diciembre para el día internacional del migrante; impulsando un mapeo de iniciativas y actores para el grupo de trabajo sobre tráfico ilícito, trata y desaparición de personas migrantes que lideramos junto con la oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito dentro de la Red ONU para la Migración; y trabajando en una publicación regional sobre retornos de personas migrantes.
‘A pequeña escala y, particularmente con las víctimas, nuestro trabajo sí marca una diferencia’
En tu trabajo ves a diario cómo se conculcan los derechos de las personas. ¿Eres optimista, ves que tu labor y la de tus compañeros ayudan a mejorar las cosas?
La verdad es que trabajamos en un contexto sumamente retador en el que convergen multitud de factores. Si hubiera una sola fórmula, ¡créeme que las cosas serían muy distintas!
A veces nuestro trabajo puede resultar un tanto frustrante dado que los cambios en los patrones se vienen dando de forma muy lenta y, en algunos casos, registramos incluso retrocesos. Ahora bien, a pequeña escala y, particularmente con las víctimas, nuestro trabajo sí marca una diferencia.
Una labor necesaria: velar por los derechos de las víctimas
¿Puedes compartir con nosotros algún caso concreto de éxito en el que vuestra intervención haya sido decisiva?
Te cuento uno que sucedió hace unos días. Derivado de las visitas de documentación a los aeropuertos internacionales, pudimos conocer el caso de una pareja de Venezuela con fundado temor de ser regresados a su país.
Gracias a que nos encontrábamos presentes en el lugar, la pareja pudo solicitar asilo, pero en cuanto nos fuimos, parece que desistieron y fueron regresados a Colombia.
Desde Colombia se pusieron en `contacto conmigo para informarme de qué había ocurrido realmente, dado que, de acuerdo a su información, habrían sido los agentes de migración quienes les convencieron de desistir de su proceso.
En esta llamada me manifestaron su intención de volver a México y continuar con el proceso de asilo. Puesto que era sumamente probable que los enviaran directamente a segunda revisión y su ingreso al país fuera rechazado, pudimos informar a las autoridades pertinentes para que ellas pudieran interponer un amparo en favor de la pareja antes de que las autoridades migratorias ejecutaran la orden de rechazo.
Gracias a esta rápida y coordinada acción, la pareja consiguió entrar en México, donde han dado inicio a su proceso para el reconocimiento de la condición de refugiado.
‘El autocuidado es fundamental. Trabajas día a día escuchando historias inhumanas, llenas de dolor y desesperación, que acaban afectándote, a ti y a tu trabajo’
Sin duda, una excelente noticia. Pero, lo comentábamos antes, trabajas rodeada de mucho sufrimiento. ¿Cómo lo gestionas personalmente, Andrea?
El autocuidado en este trabajo es fundamental. Trabajas día a día escuchando historias inhumanas, llenas de dolor y desesperación, que acaban afectándote y, en consecuencia, afectando tu trabajo y tu relación con las víctimas.
Además, sin darte cuenta, acabas normalizándolas. La primera vez que documenté un caso de ejecución extrajudicial estuve sin poder dormir durante un buen tiempo.
En mi caso, trato de ser muy disciplinada en el deporte, el sueño y la alimentación. De vez en cuando trato de meditar, es algo que he podido comprobar que me sienta bien, pero no suelo encontrar el tiempo o las ganas para hacerlo de forma tan seguida como debería.
Hay que asegurar estos pequeños espacios con una misma y saber desconectar de la vida profesional.
No hay un día de trabajo igual a otro, excepto en la lucha por los DDHH
Vamos a tu trayectoria. Antes de tu labor actual, ya habías trabajado en una ONG en México velando por los derechos de las personas migrantes. ¿Por qué este colectivo?
Podría decirse que el hecho de que yo misma sea, y haya sido, una persona migrante, ha influido en esta decisión… Bromas aparte, trabajando con este colectivo me he dado cuenta de la cantidad de privilegios que, como europea, tengo a la hora de cruzar una frontera. Y me parece injusto que haya personas que, literalmente, se estén jugando la vida poniéndose en manos de redes de tráfico ilícito de personas, cruzando el Mediterráneo o la Selva del Darién entre Colombia y Panamá, por dar algunos ejemplos, donde muchas, entre las que hay niños y niñas y mujeres embarazadas, no solo pierden la vida, sino que se exponen a multitud de riesgos.
Y lo hacen huyendo de algo peor.
Claro. Muchas de estas personas huyen de una violencia que alcanza niveles estremecedores y están abandonando todo lo que hasta ahora han conocido no por gusto, sino por necesidad.
Al mismo tiempo, son personas con un ímpetu y determinación que pocas veces he visto. Me siguen sorprendiendo a día de hoy cada una de sus historias, y todo esto ha sido decisivo para querer continuar con este colectivo, por el que me preguntabas, que se encuentra en una situación de suma vulnerabilidad y que, encima, enfrenta unos niveles de xenofobia y discriminación cada vez más preocupantes.
‘Muchas de estas personas huyen de una violencia que alcanza niveles estremecedores, y están abandonando todo lo que hasta ahora han conocido por necesidad’
¿Por qué México?
¡Ha sido cosa del azar! Estoy muy agradecida con este país, porque me ha brindado la posibilidad de crecer profesional y personalmente.
Dejando a un lado los altos niveles de violencia, México es fascinante: cuenta con una riqueza cultural extraordinaria y una belleza paisajística inigualable. Me siento muy afortunada de haber podido vivir aquí durante los últimos cinco años.
Tu vida profesional no arrancó en el área de los Derechos Humanos. Antes, hiciste prácticas en un despacho de abogados de Valencia y trabajaste en la sede de dos empresas, una de ellas Netflix, en Alemania y Portugal. ¿No era lo tuyo eso de la “abogacía convencional”?
Curiosamente, cuando inicié la carrera de Derecho, mi objetivo era la rama mercantil. Resulta difícil imaginar algo tan distinto (risas).
Gracias a las prácticas del CEU, me di cuenta de que ese camino no iba a hacerme feliz. No me sentía nada realizada cuando me levantaba cada mañana para ir a la oficina. Fue una experiencia frustrante a la vez que aterradora, dado que acababa la carrera y solo sabía que no me quería dedicar a aquello para lo que había estudiado Derecho.
Escenas tomadas por Andrea en el campo de refugiados Lavrio, en Grecia
¿Y cómo encontraste tu verdadera vocación?
A partir de este momento empecé a buscar mi camino, en el que, todo sea dicho, ha habido muchos altibajos.
Mi primera experiencia profesional, como mencionas, fue en Berlín, y me permitió ahorrar lo suficiente como para ir a Madagascar a realizar mi primer voluntariado. Esto era algo que siempre me había llamado la atención, pero tenía mil dudas y no había encontrado con quién poder compartirlas antes.
Fue en Madagascar donde, por primera vez, sentí que todo cobraba sentido, pero, para tomar la decisión final de realmente enfocar todo mi esfuerzo en este ámbito, todavía tenía que pasar un año. Y no sería hasta que empecé con Asylum Access, la ONG en la frontera entre México y Guatemala, cuando todas las personas con las que trabajé día a día me ayudaron a tomar esta decisión.
‘Es difícil encontrar una profesión en la que estés disponible siempre y, a pesar de ello, sigas levantándote cada mañana emocionada por empezar el día’
Además de recursos para seguir avanzando en tu camino, ¿esa primera experiencia laboral te aportó algún aprendizaje?
Por supuesto. Las experiencias internacionales te enriquecen mucho en el plano personal y profesional. Convivir con distintas culturas, religiones, nacionalidades y en ambientes de trabajo multiculturales y aprender a respetarlas a todas ellas por igual es fundamental. Aprendes muchísimo sobre tu entorno y sobre ti misma.
Recuerdo que estas experiencias me permitieron confrontar muchos prejuicios que sin querer llevamos arraigados. Además, vivir en otro país equivale a ponerte a prueba a cada instante, enfrentarte a un idioma, un sistema y una cultura que desconoces… y todo esto resulta muy valioso.
En muchos momentos, y más en al ámbito profesional, debemos estar preparados para salir de nuestra zona de confort, y estas vivencias te van dando las herramientas para enfrentarte a estos momentos.
La alumni del CEU encontró su vocación tras una experiencia de voluntariado en Madagascar
Andrea. Seguramente más de un estudiante de Derecho que esté leyendo esta entrevista sueñe con dedicarse a defender los derechos de los más vulnerables del mundo, como tú. ¿Qué consejos puedes darles?
Si pudiera dar algún consejo a mi yo del pasado sería que empezara desde ya a ganar experiencia y a conocer gente en este ámbito, porque la competencia es abrumadora.
Para ello, hay multitud de posibilidades en la propia ciudad, con voluntariados de Cruz Roja u otras organizaciones, así como en el extranjero.
En las vacaciones de verano se dispone de una gran cantidad de tiempo que puede ser invertido en ir, poco a poco, ganando experiencia en el terreno. Este tipo de experiencia es fundamental para continuar creciendo profesionalmente en este ámbito.
Asimismo, no puedo obviar que los idiomas son fundamentales en este trabajo.
También les diría que es una carrera de fondo en la que en muchas ocasiones se van a sentir muy frustrados y perdidos. Sueles encontrarte que en tu alrededor nadie sabe qué consejos darte porque desconocen totalmente los entresijos de esta carrera profesional. Por eso son fundamentales las conversaciones con colegas que se encuentran en la misma situación o que han pasado por ella. Porque todos hemos pasado por esto.
‘Si pudiera dar algún consejo a mi yo del pasado sería que empezara desde ya a ganar experiencia y a conocer gente en este ámbito, porque la competencia es abrumadora’
Es evidente que eres feliz en tu trabajo. ¿Tienes otros planes para el futuro?
No podría imaginarme un trabajo que me llenara tanto. Me siento muy agradecida de haber llegado hasta aquí y espero poder dedicarme a esto muchos años más.
Es difícil encontrar una profesión en la que estés disponible 24/7 y que, a pesar de ello, sigas levantándote cada mañana emocionada por empezar el día.
Ha sido un camino largo, pero puedo ver que poco a poco voy recogiendo los frutos.
Ahora bien, todavía queda camino por delante y espero poder trabajar en contextos completamente diferentes que me permitan enfrentarme a nuevos retos y seguir creciendo.
Y del futuro al pasado. No podemos dejar de preguntarte por tu paso por el CEU. ¿Algún recuerdo que destaques de esta etapa?
Si tengo que escoger aquello que más valoro creo que sería el descubrir una gran pasión por la literatura.
Durante un año tuve la oportunidad de estar una clase extracurricular que disfruté como ninguna y que a día de hoy todavía recuerdo con cariño. Actualmente, y todavía motivada por esa sensación, estoy enfocada en escribir un libro que espero poder terminar este próximo año 2022. Así que aprovecho para saludar a Santiago por haberme abierto la puerta a este fascinante mundo.
Andrea. Nos encantará que nos lo cuentes. Un abrazo, nuestra más profunda admiración y cuídate mucho.
Muchas gracias.
«Estoy muy agradecida con México, porque me ha brindado la posibilidad de crecer profesional y personalmente»