Con el objetivo de mostrar su nueva obra titulada “Caben todos los ruidos”, Toña Medina y Ángeles Oliva, dos expertas en el campo de la innovación radiofónica, han ofrecido un taller de Radioperformance o creación sonora que culminó con una muestra abierta donde el público pudo disfrutar de esta experiencia sensorial.
Tal y como explica Ángeles Oliva, la radioperformance “es un medio de expresión que explora las fronteras entre la radio y lo escénico”. Consiste en crear piezas que podrían escucharse con los ojos cerrados y tendrían sentido pero “si los abres recibes mucha más información”, señala. El origen de esta técnica está en aquellos que crearon los primeros efectos sonoros de forma artesanal, lo que ellos llaman “ruidistas”. En este sentido, Oliva apunta que la radioperformance “intenta ser un homenaje pero con una estética contemporánea”.
La radioperformance se puede crear con infinidad de materiales: muñecas que hablan, globos que simulan una explosión, pasos que imitan una persecución, con unas llaves, un tetrabrik… Uno de los asistentes al taller, Sergio Tárrega, explica cómo “el sonido de un zapato se descontextualiza y puede llegar a ser un portazo” y que se trata de “abrir la mente y comprender que los sonidos más cercanos pueden darnos multitud de efectos”.
Barreras que superar
Ángeles Oliva y Toña Medina coordinan el Laboratorio de Radio Experimental de La Casa Encendida, un proyecto de creación radiofónica pionero en España. Desde talleres como este intentan conseguir una mayor difusión de la técnica. El problema al que hacen frente, explica Ángeles Oliva, es “la situación actual de las radios, ya que hoy en día siguen siendo convencionales y no apuestan por la innovación”. En esta línea, Àngels Àlvarez, asistente al taller y profesora de radio en la universidad CEU-UCH defiende la necesidad de no cerrarse en banda: “Tenemos un concepto de radio muy clásico y deberíamos aprender que la experimentación forma parte de nuestro trabajo… El lenguaje radiofónico es muy rico”. A este hecho se suma la actual situación de crisis, lo que dificulta la potenciación de trabajos de este tipo por parte de las instituciones públicas: “Hoy en día la cultura parece un lujo; tenemos que comer, pero gracias a ella las personas crecen y se desarrollan”, afirma Ángeles Oliva. Sin embargo no pierden la esperanza: “La crisis hace que la gente sea más creativa teniendo menos recursos y eso ayuda”, concluye.
